No es tu aptitud, sino tu actitud lo que determina tu altitud. Todos lo dicen, lo sabemos, nos lo recuerdan, lo olvidamos, pero es nuestra actitud, la que determina lo que percibiremos, y cómo lo percibido nos afectará. Al respecto Sidharta, Budha, nos deja su legado que transcribo a continuación.

 Los 13 principios básicos para ser feliz

1)- Las cosas son lo que son: No te resistas, no luches contra la corriente… Acepta y responde, no reacciones.

2)- Si crees que tienes un problema, !tienes un problema!: Elige entender la dificultad como oportunidad de aprendizaje.

3)- El cambio comienza en ti mismo: Las circunstancias cambiarán recién cuando haya ocurrido el cambio dentro tuyo.

4)- No hay mayor aprendizaje que equivocarse, entonces !agradece!

5)- Si algo no resulta como estaba previsto significa que lo mejor está por venir: el universo siempre trabaja a favor nuestro.

6)- Aprecia el presente: ya que es lo único importante, no pierdas el tiempo y la salud con el pasado.

7)- Deja el deseo de lado: el no poder satisfacerlo genera frustración, energía negativa que bloquea tu crecimiento. !Confía!, que lo que necesites vendrá a ti.

8)- Comprende tus miedos y sé agradecido: el miedo traba tu desarrollo, es una ilusión, es opcional. Al vencer el miedo aprendes, te vuelves más fuerte y confiado.

9)- Experimenta alegría: disfruta de todo lo que suceda, ríete de ti mismo, céntrate en la alegría y no en la dificultad.

10)- Nunca te compares con los demás: Cada uno ya viene con su misión personal, todas importantes. Date cuenta que siempre has tenido más de lo necesario para ser feliz.

11)- No eres una víctima: eres el creador de todas tus experiencias, las atraes por ti mismo y es lo que necesitas. Agradece lo que venga y pregúntate: ¿Para qué he atraído esto a mi vida y qué necesito aprender de acá?

12)- Todo cambia: todo es dinámico, crece y se expande en el universo. No te lamentes, esto también pasará.

13)-  Todo es posible: Los milagros ocurren todos los días. Al expandir la conciencia descubrirás en ti el poder de realizar milagros. !Confía y cree en eso!

Responsabilidad y compromiso

Daiatsu Ikeda expresa claramente la responsabilidad que tenemos todos como seres humanos… “Cuando una persona toma conciencia de su dignidad y del potencial infinito que lleva consigo como ser humano, reafirma y multiplica su fortaleza. Es capaz de crear valor ante cada circunstancia cambiante de la vida, inspirando a otros con su maravillosa revolución humana. El coraje y sabiduría de una persona que lucha armada con palabras y acciones sinceras, sin falta despierta lazos de solidaridad en su entorno y crea un oleaje de inmensa transformación.”

“Estar en babia”, “inconscientes”, “no interesados…”

Eso es lo que hacemos el 74% de nuestro tiempo vivido, según dicen los entendidos. Sin control nuestra mente divaga, se dispersa en tonterías… Necesitamos recuperar todo ese tiempo para estar totalmente vivos, despiertos, llenos de presencia, concentrados atendiendo las cosas simples, eso que “merece ser conocido” y que el flujo de la vida nos va presentando. Mientras haya concentración desaparece el ego, y empiezo a vivir en un mundo carente de miedos pero lleno de vida.

También el mundo interior empieza a cambiar, me torno menos rígido conmigo mismo, y menos estricto y crítico con los otros, más comprensivo y compasivo. La atención y la presencia son los catalizadores de comprensiones más profundas… Allí nos abrimos a la intuición, a lo que Sesha (actual maestro de la meditación Advaita) denomina la “no-dualidad”. Allí la percepción de mí mismo y la de los objetos ha cambiado, dejamos de ser dos cosas diferentes, no es que me sienta “uno con el mundo”, sino que me siento “no diferente”  de lo que en el mundo también existe. “Soy parte de…”

La concentración puede darse en cualquier acción, el sujeto existe, pero no hay “yo”. ¿Y cuál es el truco? Situar la atención en lo que está ocurriendo y mantenerla en eso, y en todo lo que a ello se va asociando.

Darse cuenta del nivel de fraccionamiento de nuestra percepción y conocimiento, no da para sentir esa alegría estable, (sin causa alguna) que es nuestra propia naturaleza. Lo que sucedió es que en nuestra niñez nadie se ocupó de enseñarnos a atender profunda y presencialmente. Solo podemos conocer aquello que pudimos atender. El universo personal tiene tal riqueza de variables, que merece ser mirado con interés, merece concentrarse en él, para así conocerlo.

La no-dualidad es una percepción liberadora. La atención profunda y sostenida es el eje fundamental de nuestra práctica interior. ¿Cómo? Dándome el tiempo para atender esas cosas que antes no atendía: el momento de bañarme, de vestirme, de comer, de cómo hago lo que hago…

La práctica meditativa puede consistir en mantener una atención sostenida en el vacío de contenidos mentales, en la ausencia de pensamientos… eso será más fácil, por ser algo más firme y estable que una mente saltando de acá para allá… Puedo ayudarme construyendo primero, (visualizando), una realidad interior donde pongo los elementos que se me ocurran, creativamente, y luego los voy retirando, uno a uno, hasta dejar la mente totalmente “hueca y vacía”, como dice Raví Shankar, maestro del Arte de Vivir.