Los seres humanos somos los únicos animales de este planeta que nos preguntamos para qué estamos aquí. Yo creo haber venido, entre otras cosas, para mejorarme como persona.

Si quiero cambiar mi conducta tengo que aprender a mirar la realidad de una forma diferente. La fuerza de voluntad ayuda algunas veces. Pero cuando veo que algo que hago tiene un efecto que no es el que busco, que no lo quiero para mí, me doy cuenta que desde adentro eso empieza a corregirse naturalmente.

La clave es subir el nivel de conciencia, para ello hay que ver lo que no estábamos viendo, o sea mirar donde no estábamos mirando.

Es sorprendente las cosas que se pueden ver cuando se mira. El entrenamiento de la mirada es el mismo que el de la atención, ambos son claves para subir el nivel de conciencia. Uno ve solo lo que le interesa.

Para mirarme a mí mismo, en vez de hacerlo desde el juicio he de hacerlo desde la curiosidad. Para nuestro sistema nervioso pesa más el peligro que la oportunidad. Hay personas en que esto está más acentuado y no se arriesgan para nada, tienen miedo de todo.

Mirarse y conocerse a nivel personal diluye todas las diferencias en educación, en estatus, en posesiones. Hay algo en lo profundo que nos iguala a todos, nos unifica y si empezáramos todos a sentir esto naturalmente, la mayoría de las diferencias que nos separan se disolverían.

Los humanos si bien avanzamos mucho tecnológicamente, muy poco avanzamos psicológicamente. Sigue habiendo mucho egoísmo, envidias y violencia en nuestros corazones y eso es un virus más peligroso que el covid 19 al que tanto tememos. Es algo que nos infecta y contagia y que debemos subsanar cuánto antes. Para ello hemos de corregir nuestra mente que es una mente dualista, es una mente separatista que está enferma, tiende a anticiparse a lo que ocurrirá con preocupación, miedo, ansiedad y angustia.

Los estados mentales y los emocionales son las dos caras de una misma moneda, si mueves una, se moverá la otra. Las emociones extremas nos pueden matar, y las permanentes también. Quienes están permanentemente preocupados, o con miedo, están todo el tiempo liberando cortisona en la sangre, y si bien esa hormona liberada cuando corresponde nos favorece, así en forma permanente y en cantidad, se va comiendo los huesos y la musculatura, y nos termina enfermando y matando.

En nuestra sociedad, la persona que dice que no tiene tiempo para nada, que corre de acá para allá, es aplaudida como una triunfadora. Esa persona no reconoce su propio estrés, ni sabe que el 60 o 70 % de las consultas actuales a los médicos es por ese nivel de estrés que les pasa desapercibido. Necesitamos darnos cuenta cuando tenemos que reequilibrarnos, cuando tenemos que afilar nuestro instrumento.

Me daré cuenta cuando vea que me cuesta concentrarme, que estoy irritado, cansado, nervioso, que me salí de mi punto. Necesito PARAR, meditar, salir a la naturaleza, descansar, respetar los ritmos naturales para comer, dormir, y trabajar. ¿Qué tengo en mí que me de alas, que me impulse para poder volar?, y ¿qué me lastra y no me está dejando subir a lo que es mi posibilidad? ¿Qué creencias profundas (que no conozco que tengo) me están limitando? Nuestro mundo y todo el universo son benevolentes, no son carentes. Lo que veo y siento es mi reflejo es “El mundo que soy”. Me ayudará mucho visualizar eso que quiero como si ya me hubiera llegado.

Lo que cada uno siente que es su éxito en la vida es algo muy personal ¿Es éxito para vos que otros te aplaudan? Uno busca el reconocimiento externo, cuando le falta el propio auto-reconocimiento. Sentirse valorado por los demás a todos nos gusta, pero no dependeremos de ello cuando conozcamos quiénes somos y cómo actuamos en la vida.

Por eso es muy importante reconocer a las personas cada vez que hagan algo para mejorar la vida de otros, de nuestra sociedad, o de este mundo que está tan dañado. Una definición de éxito podría ser: decirle “SÍ” a la vida en las buenas y en las malas. Reconocer que si esto me llega es porque lo estoy necesitando para mi crecimiento y que  «TODO ESTÁ PERFECTO».