El ego aparece en nosotros de mil formas diferentes, es muy ladino, él quiere dirigir nuestra vida.

Por ejemplo cuando pensamos que tenemos la razón. Al respecto puedo contar una anécdota de algo que me pasó hace muchos años. Estaba conversando con una amiga muy cercana a mí, cuando ella me afirmó que algo que yo había vivido cuando nació mi segundo hijo, había ocurrido de determinada manera… Asombrada, le dije: – “eso no fue así”. Ella insistió: “yo por años lo conté así…” Y a su vez yo insistí: – “Pero eso me pasó a mí y la que tiene la verdad al respecto soy yo”

Y pasó lo que pasa siempre cuando se encuentran dos egos creyendo tener la razón. Empezamos a discutir y a sentirnos muy molestas las dos, hasta que yo me levanté y me fui. En aquél momento no supe simplemente sonreír y cambiar de tema o invitarla a que saliéramos a dar un paseo pues afuera estaba tan hermoso. Nos faltó a ambas “Conocimiento” o “Trabajo interior”. Ahora me río de mí misma, pues si bien considero que tengo Trabajo en ese campo y algo de Conocimiento, todavía me pasa que el ego toma el mando de toda la casa cuando no estoy presente o cuando me descuido. El sirviente da las órdenes al amo.

También el ego aparece en nosotros con todas esas tendencias que fuimos repitiendo y repitiendo, pues así pensaban nuestros padres o así nos lo enseñaron en  la escuela, o así lo hice siempre y eso se instala como verdadero. Nos cuesta salir de allí. El problema se genera cuando nos creemos con toda la razón a discutir al respecto. Discutir es muy diferente de comunicarnos. En la discusión queremos convencer al otro, en la comunicación simplemente le contamos lo que pensamos respecto al asunto que estamos tratando.

En el ego también juega mucho la “Apariencia”, cómo quiero que me vean los otros. Allí hay que armarse de coraje  y animarse a mirar bien profundo cada detalle. Por ej.: ¿qué impulso me movió a bajar la cabeza en este instante? ¿Es que estoy queriendo aparecer tímida ante ellos?  De esta manera cada uno necesitaría ir inquiriendo en sus propios impulsos. En cada cosa que hago o que dejo de hacer hay un deseo, algo me movió a ello y es necesario descubrirlo. En este constante descubrirme a mí mismo está el crecimiento personal, el auto-conocimiento que es lo que personalmente voy buscando.

Los sueños y búsquedas espirituales en general son del ego. Es él el que sueña, pero como a veces es el Alma quien nos manda sus mensajes para orientar nuestra búsqueda, no tenemos que confundir un impulso con el otro.

Los sueños del ego suelen referirse a lo que soy o fui como madre,  a la familia que formé, a cómo eduqué a mis hijos, a la exitosa profesional que fui, a los grandes amigos que tengo, a mis rutinas diarias, etc. etc. Es una especie de ensueño donde nos perdemos a nosotros mismos, perdemos el contacto con el cuerpo que tenemos o con lo que estábamos haciendo en ese momento, y allí es donde pueden ocurrirnos accidentes pequeños como cortarnos con el cuchillo, o grandes como chocar con  el coche.

En esa investigación constante de uno mismo necesitamos prestar mucha atención a la comodidad o pereza que suele atraparnos, a los apuros, los enojos, a ese cerrar los ojos por no querer ver, porque podría dolernos lo que vemos de nosotros mismos.

Todo esto puede llevarnos a preguntarnos ¿De qué se trata esto de vivir…? ; ¿Tiene algún sentido esto de estar siempre generando algún movimiento al hacer nuestras cosas? ; ¿Para qué habrá bajado el hombre a este planeta? Allí es donde se dividen las opiniones personales y resultan casi tantas como humanos hay en la tierra. Enumeraré sólo algunas: – “La vida acá no tiene ningún sentido”, – “Estamos acá para hermosear y cuidar este planeta”, – “Somos la conexión entre el cielo y la tierra y si quien ha creado todo lo que existe nos ha puesto también a nosotros es porque tenemos alguna misión que cumplir”.

Con respecto a nuestras misiones se vuelven a dividir las opiniones de todos los humanos. Entonces yo decido cerrar aquí esta entrada contándoles que en este momento de mi vida siento y pienso, que mi misión es esparcir conocimiento de la manera que vaya pudiendo hacerlo, para que se incremente la conciencia humana, y que recién cuando ese interés, en sus diferentes modalidades sea predominante en todos, eso será lo que salvará a la humanidad y al planeta.