12/6/25, (Pag.164). Has encargado a tu mente una tarea imposible al pedirle que manipule el mundo a fin de arreglar tus problemas internos. Tu mente no puede hacer ese trabajo, en cambio de eso, ¡Suelta tus problemas internos! Deja de pedirle que intente que todo sea como tú crees que debería ser. Completa esta carta a tu mente: Gracias mente, por intentar protegerme pero ya estoy preparado para liberarte de la carga de… arreglar todo lo externo cuando lo que en realidad estoy queriendo es arreglar mi mundo interno, y para eso lo que necesito es que te quedes callada, que ya yo te pediré algo, y solo eso, que necesito que me recuerdes… Muchas gracias!

13/6/25, (Pag. 166). Puedes mantener otra relación con tu mente. Si tu mente empieza a decirte lo que debes hacer para sentirte bien por dentro, no le hagas caso. “La única manera de que todo esté bien, es que uno esté bien con todo”. Observa los pensamientos que intentan controlar, proteger o evitar algo, ignora sus instrucciones, y presta atención a cómo entonces, ese pensamiento se desvanece, y evoluciona hacia otro. Escribe si allí tus acciones y comportamientos cambian de alguna manera, al dejar que los pensamientos simplemente pasen. Yo creería que mis pensamientos simplemente pasan, pero mi mente me habla todo el tiempo. Por ejemplo mientras escribo en este momento, me dice: eso decidiste ponerlo en párrafo aparte. O: no te olvides de tu espalda, baja un poco el mentón pues en un rato no soportarás el dolor el cuello… y con esto durante un corto tiempo, mi postura cambia, pero el hábito termina ganándole a la buena intención.

14/6/25, (Pag. 168). La mente funciona porque le damos la energía de la atención. Si retiras tu atención, la mente pensante se apagará. Utiliza las pequeñas cosas de la vida diaria para liberarte de ella, no dejándote arrastrar por tu psique. Eso significa que eres capaz de observar como tu mente crea con nada, un “pequeño melodrama”. Observa esa cháchara mental, relájate, y suelta, dejando todo el ruido atrás. ¿Hasta qué punto tu mente estaría más tranquila si no hicieras melodramas?  Por lo que he escrito en el párrafo anterior, para mí la mente me resulta un auxiliar de valor, ya que no noto que haga melodramas con nada. Entonces la mente habla y una parte más profunda mía, decide si la escucho o no. Recién estaba cocinando, y al alzar la licuadora, ya pesada de por sí, (y más llena con una pasta espesa), escucho que me dice: “con las dos manos, pues si se te cae, se rompe y no tendrás consuelo”.

15/6/25, (Pag. 170). Comienza este viaje hacia la libertad, recordando que has de observar sistemáticamente a tu psique. Hay prácticas de conciencia muy simples que pueden ayudarte a mantenerte centrado detrás de tu mente. Por ejemplo: Cada vez que traspases una puerta, suelta lo que esté ocurriendo en tu mente, para decirte: “estoy acá presente, pasando esta puerta…, en un planeta que está girando en medio de un inmenso espacio cósmico”. Ahora escribe si: ¿fuiste capaz de centrarte, y verte como parte de un universo más grande? Y si es así, ¿Cómo te sentiste? Dejé de escribir, y centré mi mente  en mi merienda. Al levantarme de mi silla e ir a la cocina pasé por varias puertas donde me detenía unos instantes centrándome en ese presente, y recordando que estaba en el planeta Tierra, dando vueltas alrededor del Sol, en un espacio inter-galáctico… Por supuesto que me sentía más insignificante que un mosquito…

16/6/25, (Pag. 172). En última instancia, todos los cambios que se produzcan en tu flujo energético, (mental o del corazón), te recordarán estar en el presente dándote cuenta, o sea más despierto. Pero primero has de haberte aquietado y en silencio. En cierto momento del viaje, todo se convertirá en corazón y allí te darás cuenta que la mente sigue al corazón. Cuando eres consciente de las reacciones del corazón, en el instante, te das cuenta que estás presente, observando. Y la mente ni siquiera tendrá la oportunidad de ponerse en marcha. Hoy presta atención a los cambios internos del corazón y de la mente, intentando relajarte profundamente y centrarte. Escribe sobre cómo te sientes al hacerlo.   Estoy notando mi preocupación, reacción del corazón, pues ya se estaba poniendo oscuro y mi amiga, que había ido al centro demoraba en volver. Al rato mi mente decidió participar, intentando tranquilizarme. Pude centrarme en lo que hacía, no darme rienda, y mi amiga enseguida llegó. Cuando ya practiques esto un tiempo, podrás ver los cambios en tu corazón y relajare antes de que tu mente intervenga. Escribe sobre lo que te significa percibir que tu corazón reacciona y que sueltas, antes de que la mente asuma el control. Muchas veces mi mente no se mete, pero otras veces sí, sobre todo aconsejándome la manera de realizar lo que ya estoy haciendo, y eso no haría falta verbalizarlo.