UNO DE LOS REQUERIMIENTOS ESENCIALES PARA QUE TU ESPÍRITU CREZCA Y TENER UNA TRANSFORMACIÓN PERSONAL PROFUNDA ES HACER LAS PACES CON EL DOLOR.
17/6/25, (Pag. 176) Cuando puedas afrontar tus alteraciones te darás cuenta de que en el centro de tu corazón, hay un profundo dolor, tan incómodo, molesto y destructivo para tu yo, que te pasas la vida evitándolo. Tu personalidad está constituida por modos de ser, actuar, pensar y creer que desarrollaste con el fin de evitar ese dolor. ¿De qué formas proteges tu corazón para evitar ese dolor? ¿No dejas que la gente se te acerque?; ¿Intentas tener razón siempre?; ¿El comer te apacigua? o, ¿Tienes constante necesidad de demostrar tu valía? Esto último es lo que a mí más me pasa… Y así es, que en todo lo que hago, busco recibir un elogio, pareciera que yo no me creo valiosa. Sé que como todos, yo poseo mis dones, los reconozco y agradezco el tenerlos. ¿Y qué crees que pasaría si dejaras de buscar ese reconocimiento externo? Realmente creo que ya sea que busque o que no busque el reconocimiento externo, eso funciona independiente de lo que yo haga.
18/6/25, (Pag. 178). El dolor físico se presenta solo cuando algo va mal en nuestra fisiología, mientras que ese dolor interno, psicológico, está siempre presente en segundo plano, oculto bajo capas de pensamientos y emociones. Y cuando nuestros corazones se agitan pues el mundo no satisface nuestras expectativas, el dolor es muy intenso. Evitar el dolor es el principal objetivo de la psique, y esto nos genera un gran miedo al dolor. Así es como el dolor rige nuestras vidas. Escribe sobre las diferentes estrategias que utilizas para evitar sentir ese profundo dolor psicológico. Mis maneras se refieren a esmerarme en hacer, lo que sea que esté haciendo, (ya sea escribir, cocinar, limpiar mi casa, o cuidar mi físico), lo mejor posible, y ocultar lo que me queda desordenado para que no se vea… A veces cuando el elogio no llega, pues mis amigos están en otra, noto mis intentos de hacer notar mis “virtudes”.
19/6/25, (Pag. 180). Para vivir con un buen nivel de libertad interior, hemos de aprender a no temer al dolor interno, así dejamos de protegernos de él. Para ello debes considerar al dolor interno como un cambio temporal de tu flujo energético. No puedes pasarte la vida evitando cosas que no están ocurriendo, acabarás enfocándote en todo lo que podría ir mal. ¿Cuál es el miedo o dolor imaginario del que te estás protegiendo? Ya identificado, practica esta simple afirmación: “!Yo puedo con esto”!, pues el miedo y el dolor solo son algo de lo que somos conscientes. Y escribe sobre ello. Al decirme: ¡Yo puedo!, ¡Claro que puedo!, ¡Pude tantas cosas en esta vida, que el miedo al dolor interno no me va a vencer…! Además yo sé que desde el Infinito Consciente todos estamos ayudados en nuestros saludables y amorosos propósitos.
20/6/25, (Pag. 182). Tienes que mirar dentro de ti, y tomar la decisión que a partir de ahora, si alguien dice o hace algo que movilice tus defensas, has de saber que esa alteración se te pasará poco después, y mientras estés alterado, ya sabes que puedes estar en paz, igual. Solo te falta aprender a sentirte cómodo, estando alterado. Sentir celos, o vergüenza son sensaciones que puedes mirar objetivamente, del mismo modo que miras esa pequeña lastimadura del brazo: ya se curará… Ríete, diviértete, asómbrate con ello, pero no le temas. Hoy cuando pase algo que te provoque inseguridad o vergüenza, presta atención a lo que sucede en tu interior. ¿Eres capaz de percibir la alteración sin tener que averiguar de dónde procede, o quién es el responsable, o como controlarla? Escribe sobre esa incomodidad solo como de algo más que sucede en tu vida. La inseguridad o vergüenza la suelo sentir cuando estoy con otras personas, estando sola me es mucho más difícil, pero el sentir “apuro” es también una incomodidad, que la suelo sentir bastante seguido, cuando deseo cumplir con mis rutinas, y puedo ver que eso es solo una cosa más de las que suceden en mi vida, y sabiendo que provoca un cierto grado de estrés, trato de relajarme, o decido cambiar de actividad.
21/6/25, (Pag. 184). CUANDO SIENTAS DOLOR, simplemente contémplalo como una forma de energía que atraviesa tu corazón y pasa ante el ojo de tu conciencia. Mantente abierto y receptivo para así poder estar presente justo en el lugar donde se origina y se encuentra la tensión, entonces, relajado, ir todavía más adentro. Escribe sobre una ocasión en que fuiste capaz de relajarte profundamente y dejar que el dolor te atravesara. ¿Qué sentiste cuando dejaste que el dolor entrara y que pasara, en lugar de resistirte a él? La única situación que se me viene a la mente es cuando mi marido, después de más de 45 años de vivir juntos, estaba ya con un cáncer en una situación terminal, y yo, a su lado, quería darle el calmante para que no sufriera. Él con una expresión de paz total, hizo apenas un movimiento de despedida con su mano, como diciéndome, ya está. Y yo dejé que todo mi dolor se fuera con él. Ahora escribe sobre una ocasión en la que te resististe al dolor y no lo dejaste ir. ¿Cuáles fueron sus consecuencias? ¿Situaciones similares lo hacen reaparecer? Una vez hace varios años, en una caminata dentro de la chacra, sintiéndome cansada, me apoyé en un árbol, mis pies resbalaron sobre las hojas mojadas, y me costó un buen rato poder levantarme, me había asustado mucho, pues nadie podía escucharme en esos momentos. Ahora cada vez que hago mis caminatas, agarro mis dos largos bastones que me dan seguridad y me repito: “no me tengo que caer…”
Deja una respuesta