22/6/25 (Pag. 186). Cuando comiences a relajarte, percibirás la resistencia, y verás que el corazón quiere cerrarse, protegerse y defenderse. Pero si continúas relajando los hombros y el corazón, como para que el dolor te atraviese, podrás comprobar que el dolor es solo energía que la puedes soltar. Cuando los bloqueos acumulados en tu corazón se ven afectados, observa cómo reacciona tu corazón. ¿Puedes percibir la resistencia y a pesar de todo dejarlo ir? ¿Y qué se siente al experimentar el dolor y los bloqueos como energía que te puede atravesar? Yo creería que cada vez, cuando mi corazón está a punto de reaccionar, sin que yo lo decida conscientemente, algo allí se suelta, pues cuando noto que lo que ocurre en mi entorno, me estresa, (que mi cuerpo se tensa) respiro profundo y me relajo. ¡SUELTA! es la orden inconsciente que desde hace más de cincuenta años, vengo practicando en los diferentes caminos recorridos, que en definitiva no son tan diferentes. Y lo que siento cuando esa energía me atraviesa y se va, es un gran alivio, una profunda paz. Las limitaciones y las fronteras solo existen en los lugares donde dejas de ir más allá. Si no te paras nunca, entonces vas más allá de las fronteras, de las limitaciones y de la sensación de ser un yo limitado.
23/6/25, (Pag. 190). Cuánto más te asientes en la conciencia del testigo, más cuenta te darás, de que eres independiente de lo que contemplas, y de que tiene que existir un modo de librarte de la sujeción mágica que la psique ejerce sobre tu conciencia. Tiene que haber un camino de salida. En este punto de tu viaje, ¿eres capaz de volver a tu asiento del Testigo con más frecuencia? ¿O sigues siendo arrastrado hacia tu mente y tu corazón? ¿Utilizas alguna técnica para mantener la distancia con tu alteración interior? Escribe sobre lo que estás haciendo y los efectos que eso tiene en tu estado interior. Acá copio algo que escribí al terminar la tercer parte: “…cuando mi corazón está a punto de reaccionar, sin que yo lo decida conscientemente, algo allí se suelta, pues cuando lo que ocurre en mi entorno, noto que me estresa, (que mi cuerpo se tensa) respiro profundo y me relajo. ¡SUELTA! es la orden inconsciente que desde hace más de cincuenta años, vengo practicando en los diferentes caminos recorridos, que en definitiva no son tan diferentes. Y lo que siento cuando esa energía me atraviesa y se va, es un gran alivio, una profunda paz.”
24/6/25, (Pag. 192). ¿QUÉ PASARÍA SI LA CONCIENCIA dejara de enfocarse solamente en tu personalísimo conjunto de pensamientos, emociones, y limitadas percepciones sensoriales? ¿Podrías acaso desligarte entonces de las ataduras del yo personal y ser libre para explorar lo que hay más allá? Puedes limitarte a ser testigo de tu yo personal, (pequeño, o egoico), sin involucrarte; y puedes quedarte sentado en el asiento de la conciencia o del testigo. ¿Cómo sería vivir en ese lugar? ¿Te sientes conectado a algo más grande de lo que ves? Sí, me siento conectada a la “Conciencia Infinita”, y desde allí veo mi yo personal como si fuera un mosquito, algo insignificante, y entonces me entrego totalmente al director de este teatro de títeres.
25/6/25, (Pag. 194). TU CASA ESTÁ HECHA de tus pensamientos y emociones; y los muros estancos están constituidos por tu psique. Allí están también tus experiencias pasadas, conceptos opiniones, creencias, esperanzas y sueños que has edificado en torno a ti. Esta estructura mental te aísla por completo de la luz natural que hay fuera de sus paredes. Estás tan absorto en tus pensamientos y emociones que nunca vas más allá de los confines que ellos delimitan. Escribe sobre cómo sería liberarte de toda noción del “yo”, e ir más allá. Hoy cuando estaba haciendo mi caminata de la tarde intenté hacer la experiencia de estar totalmente presente viviendo cada momento como nuevo. Me sentí muy creativa, inventando una manera de vivir, para mí, totalmente nueva pues soy bien rutinaria. Estaba haciendo el recorrido de siempre, pues hasta ese banco dan mis fuerzas, allí me siento solo 3 o 4 minutos, y regreso por exactamente el mismo camino, reconociendo algunas piedras o formas que había observado a la ida. Pero… se había amplificado mi percepción. Sin verlo podía darme cuenta que el pajarito había sobrevolado el camino pues escuché su piar primero a mi derecha y luego a mi izquierda, y a la vez sentí el cambio de fuerza del viento y podía maravillarme con la disposición de las ramas de ese árbol o la forma de esas grandísimas piedras… A la vez, percibía mi cuerpo, el momento en que mi espalda se encorvaba, y mis esfuerzos por mantenerla derecha.
26/6/25, (Pag. 196). La verdadera libertad está muy cerca de ti, apenas al otro lado de esos muros mentales. La iluminación es algo muy especial, pero no te centres en ella. Mejor céntrate en las paredes que has construido y que bloquean la luz de la iluminación. Podrías salir a la luz, si dejaras que la vida cotidiana derrumbe las barreras que mantienes a tu alrededor. Empieza desde donde estás. Practica sentir el momento sin tus defensas. ¿Puedes sentirte bien con lo que surge dentro de ti sin intentar arreglarlo? Intenta que la vida te invada; presta atención a los sonidos los colores y la gente. Asimila la belleza y la fealdad. ¿Qué sientes al dejarlo ir y tan solo estar con lo que es, tanto dentro como fuera? Sentir que la vida me invade, me ocurre cuando “estoy presente” (ya hablé de eso en las preguntas de ayer), y no intento arreglar nada. Pero tratándose de mi cuerpo y por lo tanto de mi salud, el “yo” cree que tiene que intervenir, siguiendo la guía del médico, pues si no, ¿Quién otro lo puede hacer?
27/6/25, (Pag. 198). El más allá es infinito en todas direcciones. Un rayo láser solo dejará de extenderse hasta el infinito, cuando interpones una frontera artificial que no pueda atravesar. Las cosas te parecen finitas pues tu percepción se topa con tus fronteras mentales. En realidad todas las cosas son infinitas; eres tú el que toma algo ilimitado y habla de un kilómetro más allá o más acá. Ahora mira el lugar donde estás, existen una infinita cantidad de lugares así en este planeta, y ahora imagina la inmensidad del universo… Mira al frente, luego a la derecha y a la izquierda. ¿Alguna vista es más importante que otra? Es la mente la que destaca una cosa de otra y hace que parezca especial. ¿Puedes ver la verdad de esto? Escribe cómo tu mente hace que tu experiencia de la realidad se vea limitada a tu percepción personal. Armamos nuestra personalidad con todo lo que nos enseñaron que así es lo mejor, y que así tiene que hacerse, y de “eso” deseamos más, y otro poco más, compitiendo con nuestros hermanos. Eso es lo que me impide ver y maravillarme de la inmensidad de lo que es.
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