Inspirado en el libro del Dr. Eugenio Zampini: «De cirujano del cuerpo a cirujano del alma».

Para integrar el ser y recuperar la armonía corporal tiene que existir perfecta correspondencia entre las leyes del cuerpo y las del Alma. Cuando el individuo pierde su armonía, e porque el cuerpo físico y el Alma se encuentran disociados, y eso produce fugas energéticas como los brazos que se forman en las márgenes de un río y que reducen su caudal.

El Cuerpo Etérico o Cuerpo de Luz, es llamado también Cuerpo Vital porque es el que le da vida al cuerpo físico al mantener unidas las distintas células y órganos del cuerpo. Su otra función es ser el intermediario entre el cuerpo físico (de vibración más lenta, y los otros cuerpos sutiles: mental, emocional y espiritual, de vibración más alta). Pareciera ser un traductor entre esos cuatro idiomas diferentes. La medicación no corrige desarmonías entre los diferentes cuerpos quienes seguirán insistiendo para ser atendidos, cada vez con síntomas más fuertes dando así origen a la “enfermedad”.

La enfermedad es de todo el Ser y no solo del cuerpo en el que aparece. Todos los sistemas de curación pueden ser válidos, pero sugiero el  sistema: “Cuerpo – Mente” cuando queremos recuperar la armonía y la salud. “Para el físico” la alimentación es muy importante, le sigue la actividad física, la acupuntura, y como último recurso la cirugía. No olvidar que 15 minutos de relajación diarios neutralizan horas de tensión y estrés. “Para el cuerpo emocional» necesito reconocer la ira, el miedo, la depresión, como “lo malsano”. En mis relaciones tendré que superar el resentimiento, luego perdonar, y tercero sentir Amor Incondicional. También puedo influir sobre mi emoción con la observación, meditación, y terapias florales, acupuntura, homeopatía, visualización, etc. «Para el cuerpo mental” dado que todas las células del  cuerpo y en especial el sistema inmune registran lo que pienso, si creo que con esta enfermedad moriré, recuperar la salud es improbable. Actitud y visualización positivas me darán más posibilidades. “Cuerpo espiritual”, muchas culturas y tradiciones enseñan que recién cuando el niño nace y respira el espíritu y el cuerpo se unen. Por eso trabajar con la respiración, el yoga y taichí son concretas prácticas espirituales.

Participar en la salud: Para hacerlo de un modo bien consciente necesito analizar cómo me enfermé  y con qué recursos cuento para sanar. Los síntomas que avisan que algo anda mal son: períodos de mucha tensión y angustia o de trabajo excesivo, cansancio falta de apetito y de vigor. Cuando no somos capaces de reconocer nuestras limitaciones físicas o emocionales, estamos participando en enfermarnos. El cuerpo tiene sus exigencias en cuanto a la alimentación, al descanso, a la relajación, al ejercicio, y a la expresión de las emociones.

Beneficios de la enfermedad: Hemos sido educados dando poca importancia a los sentimientos y en la actualidad, una enfermedad puede presentarse cumpliendo un rol de resolver algunos problemas en nuestra vida. Eso necesitamos observar. Por ejemplo: nos permite comportamientos que si estamos sanos serían inadmisibles. Estamos quizás buscando descanso, o cariño, o dejar de trabajar, o que nos cuiden, o reducir nuestras responsabilidades. En fin, cuando enfermamos nos permitimos olvidarnos  del mundo sin culpa ni explicaciones. Los enfermos con cáncer suelen haber colocado las necesidades ajenas delante de las propias.

Mecanismo para la resolución de problemas: El beneficio temporario de toda enfermedad es permitirnos actuar emocionalmente con mayor libertad; recibir más atención cuidado o cariño, no tener que satisfacer expectativas muy elevadas propias o ajenas, obtener incentivo para crecer como persona, o para modificar hábitos indeseados, etc. Pero dado que el costo de ese beneficio puede ser muy alto, “lo importante será aprender que también pueden obtenerse desde la salud”.