He decidido enfocar mis esfuerzos en poder mantener una postura erguida. La postura que busco no es solo la corporal, que sea saludable, sino también que cada acto haya sido consciente, acordado desde lo más interno, cabeza y corazón actuando juntos.

Pero en general la cabeza, donde vive nuestro ego, queriendo ser muy eficiente y demostrar ser muy sabia y responsable, le gana al corazón que todavía está queriendo descifrar qué es eso que siente.

Y como generalmente el ego es quien gana, el corazón se queda desconfiando y dudando de lo que siente. Sus decisiones entonces resultan equivocadas.

La semana pasada me sentí muy quejosa, nada me caía bien, y como no podía entender lo que me pasaba más confundida estaba, lloraba por cualquier cosa, reclamaba por todo, y en algún momento comprendí que había aparecido un personaje interno al que denomino: “Pobre de mí” y me dije: _ “si sigo así” puedo caer en una depresión, de la que después me será muy difícil  de salir. Me asusté y decidí consultar a quien me hace acupuntura desde hace años y que me inspira total confianza.

Me di cuenta de que se estaban dando tantas “sincronías en mi vida” que comprendí que el Universo me estaba ayudando y que no lo hacía conmigo solamente, sino con todos. Que era muy importante poder ver, valorar y agradecer esa ayuda. A continuación relataré lo que considero sincronías en mi vida y en el orden que se fueron dando.

El miércoles pasado me atendió en el consultorio la acupuntora. Ella entre otras cosas me dijo: Está bien necesitar afecto Diana, está bien expresarlo. No es necesario llegar al sufrimiento. El contacto con tu hijo es súper importante tal como lo identificaste. Que ella me pudiera atender y calmar mi desconsuelo, allí es que sentí que estaba la sincronía.

El jueves yo por equivocación llamé al grupo en el que estoy junto a mis dos  hermanos. Pensé que ellos me llamaban a mí, que había alguna urgencia, pero no era así. Me quedé charlando con uno de ellos, durante casi una hora. Lo disfrutamos los dos tanto que no podíamos cortar. Que se diera algo así, sin ser buscado por ninguno de los dos, yo lo leo como otra sincronía.

El sábado me visitó uno de mis hijos que si bien no vive tan lejos, decidió cumplir una cuarentena extrema, no salía de su casa, y además se comunicaba poco cibernéticamente. Lo habíamos acordado pues en esos momentos míos de desconsuelo yo reclamé su presencia, y él vino. Yo había preparado un rico té y pasamos juntos momentos de mucha alegría compartiendo nuestras vidas.

Le pedí ayuda con mi computadora para que la pantalla me quedara a la altura de mis ojos y poder así mantener derecha mi columna, pero además de hacer eso tuvo la brillante  idea de colgar una palomita de papel que se moviera delante de mis ojos como recordatorio de que quería mantener la firme atención en mi postura. Juntos coincidimos en que yo estaba queriendo poner una doble actitud, una externa y otra interna.

Hoy lunes vino una amiga a buscar la miel prometida y estuvimos compartiendo durante dos horas una charla de la que me gustaría anotar acá los puntos sobresalientes para no olvidarlos. Ella es “consejera emocional” y que se diera esto para mí fue otra sincronía, no algo premeditado pero sí decidido con conciencia en el momento porque quería charlar con ella. Le dije que tenía preparado un té para que se quedara y que la miel fue sólo un pretexto para verla. De lo que charlamos anoto abajo lo que estimo no es sólo para mí sino para toda persona con decisiones propias.  

Todo lo que vivimos es nuestra “propia creación”. Allí donde siempre ponemos la “atención” eso crece, tanto lo que nos resulta agradable como lo que sentimos nos hace daño.

Nuestros pensamientos son poderosos. Si pensamos que alguien no nos dirigirá la palabra, eso ocurrirá. Esto es más notorio aún en una mente de “Virgo”, como la mía. Además de pensar y sentir es muy importante “actuar”.

Sería bueno que hagamos “cosas locas que descoloquen a nuestras cabezas”, y que sin esperar “los resultados de nuestra actuación” nos quedemos mejor “sintiendo qué dice el corazón”, “dónde cuánto y cómo lo estoy sintiendo”.