4/5/25, (Pag. 72). Mediante la meditación, la conciencia y la fuerza de voluntad, podemos aprender a mantener nuestros centros, o chakras abiertos. Bastaría el relajarnos y soltar. Recordemos que para quien ama la vida, no hay nada por lo que valga la pena cerrar el corazón. Intenta recordar una situación que te resultara inquietante. Escribe sobre la sensación de agitación y los pensamientos que la acompañaron.
Sigo refiriéndome al clima: Hoy seguimos realmente con un clima deprimente. Más que la lluvia, siento que me afecta la oscuridad reinante, la falta de luz… eso me enoja, y está afectado mi sentimiento…, el pensamiento que me aparece es: ¡No hay derecho, este era el horario para hacer mi caminata, y me privan de ella! Estos pensamientos y sensaciones son una señal para relajarte y soltar. Ahora escribe sobre cómo puedes optar de forma consciente, por mantenerte abierto. ¿Qué sientes al relajarte y soltar en plena perturbación y reactividad? ¿Volviste a una sensación de apertura, antes que si te hubieras mantenido cerrado?
Decidí reemplazar mi caminata en el exterior, por una en el interior de mi casa, donde la distancia más larga es de unos 7 m. y unas 15 idas y vueltas, representarían aproximadamente las tres cuadras que hago regularmente afuera. Esta es la cosa más aburrida que uno puede imaginar, pero opto por inventarme algunos cantitos, que los voy ritmando con cada paso, y algunos hasta decido cantarlos en voz alta…total, estoy sola, (me lo digo en voz baja…)
5/5/25, (Pag. 74) Si dejamos de sentir al corazón, nos sentimos vacíos. El hecho es que el corazón pasa por innumerables y constantes cambios. Estas modificaciones y variaciones gobiernan nuestras vidas. En realidad no eres tu corazón. Eres el que experimenta a tu corazón. ¿Son los sentimientos del corazón los que dirigen tus pensamientos y acciones? Hoy presta atención a cómo experimentas tu corazón, incluyendo todas las emociones positivas y negativas. ¿Te identificas con tu corazón?
Sí, veo que me identifico con lo que siento y pienso a través de mi corazón, al referirme a ellos diciendo: “yo creo”, “yo siento” y “yo pienso”, y eso es lo que en general, dirige mis pensamientos y acciones. No siempre es así, a veces acciono guiada por esa voz más profunda de la intuición.
Practica este ejercicio de conciencia y mientras lo haces, escribe sobre cómo experimentas la energía de tu corazón. ¿Puedes sentir esa energía con todos sus cambios y alteraciones, sin identificarte con ella ni dejar que dicte tus acciones? Sí, en este momento me doy cuenta que mi cuerpo está ya dolorido por estar tanto tiempo sentada, pero el entusiasmo por seguir escribiendo sobre mis sentimientos me tironea en contra. ¡Qué dilema!, acá manda el cuerpo, y me levanto, doy varias vueltas por la casa atendiendo la rectitud de mi espalda, y al llegar a la ventana que da al lago, el universo me premia con un tenue pero gran arco iris entre nubes, en la montaña. ¡Una belleza! Por la otra ventana algunos rayos de sol iluminan las hojas doradas de los álamos. Siento deseos de salir y hacer mi caminata, pero sigue lloviendo, y otra vez es el cuerpo, (más consciente), el que dice: puedes aprovechar de acostarte y levantar las piernas, los 10 minutos, rutina de cada tarde…
6/5/25, (Pag. 76). En realidad es muy sencillo comprender al corazón. Entre todos los centros, el corazón es uno de los más bellos y poderosos, y el que mayor efecto ejerce en nuestra vida cotidiana. Desde todos los chakras, la energía, llamada “Chi”, se concentra, se distribuye y fluye, y juega un importante papel en tu vida. Piensa en lo que es sentir amor, o inspiración y entusiasmo en tu corazón… y que desde él mana la confianza y el poder. Cierra los ojos y lleva la respiración justo al centro de tu pecho y siente cómo se expande y se contrae con cada respiración. ¿Qué sientes mientras meditas sobre él, cuando no pasa nada concreto que haga que se expanda o se cierre?
Mientras estoy acá sentada, atendiendo la expansión y la contracción de mi pecho provocada por una respiración bien consciente, siento solo eso. Pero a veces he sentido el ensanchamiento de todo mi ser, ante el entusiasmo y la alegría de volver a ver a alguno de mis hijos, o ante el aviso de que me consiguieron el libro que tanto quería leer, por ejemplo. Ahora, a lo largo del día presta atención a cuándo sientes que tu corazón se abre o se cierra.
Voy a ir anotando cada vez que note algo, pues si lo dejo pasar, después ya me olvidé… De sólo pensar en los continuos olvidos que estoy teniendo, ya siento que mi corazón se estrecha, se cierra… y al mirar el reloj y ver que ya falta poquito para que venga mi amiga, siento que mi corazón se expande, se abre… La alegría y el estar en el presente lo abre, la preocupación y los apuros y el irme al futuro o al pasado lo cierran. Escribe sobre los sentimientos que surgen. Por ejemplo, cuando tu corazón se abre, ¿te sientes inspirado, entusiasmado, agradecido, libre? Te sientas como te sientas, presta atención a cómo surgen y desaparecen. ¿Puedes experimentar todos esos sentimientos que llenan tu corazón? ¿O te resistes a unos y te aferras a otros?
Me siento capaz de experimentar todos. El entusiasmo y la creatividad son los que más aparecen, y también veo los apurones por cumplir con mis rutinas. Sé que sería mejor no cumplir con lo programado, antes que cerrar mi corazón.
7/5/25, (Pag. 78). Momento tras momento, las experiencias van entrando en ti, y así vas aprendiendo y creciendo. Tu corazón y tu mente se van expandiendo y eres tocado a un nivel muy profundo. La experiencia es nuestro maestro, y vivir la vida es experimentar el momento presente antes de pasar al siguiente, y luego, al siguiente. Así serán muchas las experiencias que viviremos y superaremos. Es algo estupendo cuando funciona bien, uno está consciente, en el aquí-ahora, y la totalidad de la vida pasa por uno. Cada momento sería una experiencia estimulante y emotiva, porque al estar abierto por competo, la vida fluiría en ti. Todo el mundo ha tenido experiencias vitales que le afectaron muy profundo. Recuerda una ocasión en que te sentiste pleno. Escribe sobre qué supondría que cada momento te conmoviera hasta lo más profundo de tu ser. Te impresiona que tus pulmones respiren, que puedas caminar, que un pájaro pueda cantar, que esa persona te pueda gritar, que una puesta de sol pueda tener tales colores como para provocarte esa sensación de asombro gratitud y alegría. ¿Puedes dejar que cada momento te llegue al alma?
Sería fantástico vivir así. En mi vida he tenido unos pocos momentos de tal magnitud, y quiero narrar aquí un viaje muy reciente, de unas dos horas, entre la chacra y Bariloche. El cielo tenía algunas nubes pero el día era luminoso, después de varios días de lluvia. Quien manejaba el coche iba muy tranquila apreciando el paisaje. Yo sentía en lo más profundo de mí, (con mi alma de pintora), la tremenda belleza de ese colorido entre verdes, negros y dorados… Y así seguimos esas dos hora, sin hablar, mudas y maravilladas de lo que prácticamente cada curva nos aportaba, era tal la belleza que no encuentro como describirla, la guardé en mi corazón comprobando que el “Universo”, es perfecto y sabiendo a la vez, que no debo buscar la perfección en lo que haga, pues allí no es posible.
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