Nuestras cuatro funciones básicas son: comer, respirar, beber y reproducirnos. Cuando algunas de estas funciones  se interrumpe, todo el organismo avisa o protesta a través de un síntoma. Siento la necesidad de comunicar todo esto, inspirada al leer un resumen de las «Cinco leyes Biológicas del Dr. Hamer» (1917-1935)

Qué es un síntoma? – “Un síntoma es la alteración de un programa de supervivencia”. El conocer cada vez más sobre nuestro funcionamiento orgánico, nos da tranquilidad. La sintomatología debería servirnos para poder evitar que nos vuelva a pasar esto que ahora nos pasa y molesta.

Cada tejido de nuestro cuerpo tiene su propia naturaleza, funciones que cumplir y manera de reaccionar a lo que siente como una agresión. Si tenemos problemas para relacionarnos en el contacto con otro, (covid por ej.) nos suelen aparecer problemas en la  piel. (Importante será ver como una persona vive su situación de enfermedad, más que lo que realmente ella está viviendo que quizás no es tan dramático como lo cuenta.)

 El Dr. Hamer hizo un mapa, un estudio muy detallado de cada tejido del cuerpo y de cómo responde a cada enfermedad. (A los médicos los llamaba aprendices de burro.)

 Primera Ley: nos habla de cuál es el detonador del síntoma, de que es lo que lo provoca y de quién es el que prende el interruptor del sistema, que venía funcionando como sobre rieles, y que, en general, el causante suele ser el estrés. La ley (1) se activa con un shock. Y si uno no se siente acompañado o comprendido eso afectará a determinado órgano, al cerebro, y a la psiquis en general, dependerá todo de cómo cada uno perciba una situación. Por ej. todas las alergias son sistemas de supervivencia, tienen que ver con el momento en que  algo la desató.

 Segunda Ley: Se refiere a la fase de reparación, cómo pasa, y del tiempo  que dura, que en general es tanto como dure activado el interruptor. Ni la “uno”, ni la “dos”, dependen de nosotros, lo realizan nuestros programas, ocurren. Nuestra energía diaria tiene que ver con esta ley, la de la: “Línea del tiempo”. Comenzamos el día alertas, “nivel simpático”, y con el nivel “para-simpático”, vamos alternando: estrés-relax, tensión-distensión, hasta terminar casi sin energía, cansados y para acostarnos.

 Tercera Ley: es la más importante, al explicar cómo cambian las tensiones y el funcionamiento de los órganos y tejidos debido a los shocks emocionales y grandes disgustos, y cómo  quedan luego cicatrizados esos tejidos.

 – La cuarta Ley: nos explica qué función cumplen los microbios en nosotros. En realidad somos un zoológico caminando, con más microbios y gérmenes que células.

– La quinta ley: Nos habla del “sentido biológico”, del “para qué de todo esto”. Cada órgano en el cuerpo está puesto para una función en particular. El hígado es nuestra reserva de energía, los riñones los necesitamos para que junten y eliminen nuestra agua, y a los sentidos para conectarnos con los demás. Nada sobra, todo se fue generando a partir de que el ambiente nos lo iba proponiendo.

Fuimos evolucionando, nos fuimos haciendo por capas, tanto el cuerpo como el cerebro. El endodermo del cerebro es la parte más vieja, que aumenta su tensión mientras permanezcamos en estrés. Con cada nueva capa el cerebro va aliviando su función, pues ya no necesita lo tan primitivo. Para quienes comían, solo si cazaban algo, el grado de atención que se necesitaba, era de vida o muerte. Al estar cada vez más civilizados, más protegidos, perdemos atención, perdemos consciencia. Nos fuimos tornando cada vez más «pensantes» pero no más conscientes.