Hoy me he levantado muy temprano, para salir de El Bolsón a las 8 hs, y poder llegar al compromiso en Bariloche a las 10 hs. Como quiero desterrar de mi vida los apuros, decidí darme dos horas para hacer mi práctica, desayunarme,  preparar el traslado de todo lo necesario, y sin ningún estrés, poder llegar a tiempo. Todo transcurría bien, hasta que al querer guardar algo en mi cartera descubro que ¡no está mi billetera!

 Revisé cada compartimiento, cada bolsillo, no, en la cartera no estaba. Algo se agitó en mí, y una voz me decía: – “tranquila, revisá de nuevo, acá no ha entrado nadie que no seas vos y la gatita…” Repasé todo lo sucedido ayer a la tarde: estaba tomando un té con mis amigos cuando vino a despedirse Fernanda, (ayudante del jardín), saqué el dinero para  pagarle esas horas, se lo di, y nos despedimos. Volví a mis amigos, y recuerdo haberles comentado que a mis dos ayudantes de la chacra los valoro y siento como un regalo que me da la vida… Ellos se fueron poco después, y ni salí, ni nadie más entró a la casa.

Mientras pasaba toda esta película por mi mente,  revisaba meticulosamente de nuevo la cartera, me agachaba y miraba en el suelo, bajo el escritorio, entre las carpetas sobre el escritorio, y en los bolsillos de mi campera, y recorría toda la casa, y seguía pensando: “Ha desaparecido, sin embargo está por acá en algún lado”. Había susto, intranquilidad, pensaba en el trastorno de hacer los documentos y tarjetas de nuevo, pero a su vez iba viendo con agradecimiento que los anteojos estaban sobre la mesa y también el celular…

La voz interna continuaba hablándome: – “la billetera tiene que haber caído”, mientras repetía la búsqueda por tercera vez en la cartera, y debajo del escritorio. Al pararme se me ocurrió poner la silla en su lugar, moví los almohadones, y allí estaba ella… entre los dos almohadones, y hasta me pareció que se sonreía… Sentí el alivio, la alegría, me sentí parte de ese gran teatro de la vida.

Como tengo la teoría de que todo lo que la Vida nos presenta son oportunidades para nuestro aprendizaje, en este momento comprendo que por todos lados me viene apareciendo lo de la búsqueda universal de un equilibrio que es inestable, que el desequilibrio nos enferma y el volver al equilibrio nos sana, que cada decisión que tomemos es lo que va determinando la calidad de nuestra vida, y que para decidir, debemos escuchar tanto a la razón, como a la emoción, y que si ambas partes están en equilibrio, la decisión será evolutiva, y si están desequilibradas, será involutiva… Agradezco el episodio pues paso a paso voy aprendiendo.