Yo misma me asombro al escucharme decir esto, y con esta total seguridad. Los invito a que miremos lo que acá escribo todos juntos. Cuando nosotros soñamos perdemos un poco la noción de lo que nos pasa pero no totalmente, tal es así que podemos recordar y contar lo que soñamos.

Yo hace un ratito dormía la siesta y había puesto mi despertador a las 15 hs. y me desperté pues escuche el sonido de la alarma nítidamente. Miré el reloj y eran las 14, 57 hs. La alarma sólo había sonado en mi sueño, pero logró despertarme, y no es la primera vez que me ocurre algo así, o parecido. Sé que el mundo del sueño y el mundo en el que vivimos son dos realidades distintas, dos mundos paralelos, pero las dos parecen existir simultáneamente.

Ya antiguamente sabían que para vivir había que utilizar un pasado un presente y un futuro al mismo tiempo. Dicen que controlar el pasado y el futuro es tan fácil como ponerse en situaciones difíciles y hasta imposibles, o enfermarse por ignorancia. Si no quiero enfermarme tengo que saber cómo vivir o sea que tenemos que cuestionarnos el cómo estamos viviendo. En nuestra vida diaria no dejamos de tener presente nuestras experiencias pasadas para equivocarnos menos, poder vivirlas mejor y disfrutarlas.

Todos, como individuos, tenemos problemas de todo tipo: físicos, psíquicos, familiares o profesionales. Quejarnos por lo que nos pasa sería de seres poco inteligentes, que están decididos a “sufrir la Vida”. Si en cambio estamos queriendo disfrutarla, tenemos que aceptarla  risueñamente.

Tenemos que poder agradecer, disfrutar y aprender de cada cosa que desde lo “Alto” nos envían porque si estamos de alguna manera participando de ello es porque son necesarios para nuestro desarrollo como personas. Una cosa es saber y enunciar esto, y otra bien diferente es practicar diariamente, más aún, en todo momento, esto que ya se sabe, lo aprendido.

Recién vinieron una pareja con una nenita de un año para alquilarme la casita “Paz y Amor”, porque a ellos se les quemó la casa con todo lo que tenían adentro. Gente bien interesante para conocer y para tratar, con los que estuve charlando un buen rato, les dije de cobrar lo mínimo, les mostré la casa grande y en este momento bajaron para sentir la energía del río. Ella es nacida en Bariloche, de origen mapuche, y estaba viviendo desde hacía cinco años compartiendo la casa que había construido su hermana, que es una de las  casas que se quemó. El alquilaba otra casa, tenía a sus tres hijos de 19, 14, y 12 años una semana sí y otra semana no… Esta casa también se quemó. Mientras yo los escuchaba e iba conociendo, pensaba cuánto más simple y sana para todos fue mi familia por estar sólidamente establecida.

La casita que yo les mostraba es justa para cuatro adultos, no para cinco. Iban a pensarlo, charlarlo entre ellos pues la problemática en que están es bien compleja. Quizás alquile él con sus tres hijos y ella en otro lugar cerca o en el centro de Bolsón, donde actualmente están. Quisieran conseguir un terreno (por el sistema de pagos mensuales a cuenta), donde construir algo propio y trabajar juntos con esencias de flores y plantas medicinales. Es gente tan soñadora, creativa y buscadora como lo soy yo. Pueda ser que decidan lo correcto para sus vidas, la mía no cambiará en nada ya sea sí o sea no.