Empiezo poniendo el título del tema que me gustaría desarrollar,  y ya allí me surgen muchísimas preguntas. ¿Por qué y cuándo habré decidido este tema?: Yo creo que siendo aún un alma deseosa de bajar al planeta “Tierra”, he venido con una misión: la de seguir aprendiendo, para poder recién enseñarlo. ¿Quién me habrá dado esta misión? Tampoco estoy segura de esto; pero me parece que “Dios” o la “Sabiduría Infinita” nos habrá creado como el medio de expresar su obra en esta realidad.

Somos “co-creadores” con el Infinito. Esto nos hace muy responsables de todas nuestras creaciones. Precisamente acá yo me pregunto: ¿y qué es lo que estoy creando en este momento? Esto que escribo, junto con el fuego de leña que tengo que atender para no tener frío, y junto con mi cuerpo, del que soy responsable, pues sé que debo moverlo un poco, por lo menos cada hora. ¿Y por qué me dicen: Muévete, no te quedes demasiado tiempo sentada? Porque la vida sedentaria es generadora de múltiples enfermedades y problemas.

Somos responsables de nuestro cuerpo, este fiel compañero, que además es la voz de nuestra Alma. – ¿Cómo la voz de nuestra Alma? Nuestra Alma o Ser Profundo nos guía todo el tiempo a través del corazón, cuyo sentir o voz es más potente que la de la mente. Es muy importante que la mente se ponga al servicio del corazón, entonces escuchamos ambas voces, la de la inteligencia y la de nuestro sentir profundo.

Podemos distinguir personas de diferentes tipos, es nuestro sentir profundo quien las va calificando: – “ésta me gusta, esta no me cae nada bien”. Necesitamos aceptarlas así tal cual son si queremos vivir todos en armonía. Suelo decirme: esta persona es “Sátwica”, (espiritual), puedo confiar en ella. Guiar y proteger a otro para que no se equivoque es tener una cualidad  o don “Satwico”. Eso es lo que hace un Gurú. De algunas otras me digo: Mmmm, no me gusta nada, se queja de los otros, de todo lo que le pasa, no ve nada positivo en su vida, todo es negativo para ella.  

A las personas quejosas las llamo: “Tamásicas”. Intento hacerles ver lo positivo del tema que estamos tratando, pero al ver que no entienden, que hablamos dos idiomas diferentes, me compadezco de ellas. Sigo buscando como llegar a su corazón, no a su mente. Algunos culpan constantemente a sus compañeros de trabajo, y luego los acusan a su jefe, (buscando ascender en su concepto). Hasta pareciera que esperan que alguien se equivoque para tener a quien delatar. Y están las personas “Rajásicas”, que tratan de ser coherentes con ellas mismas, y de hacer lo que consideran correcto en cada ocasión.

Pareciera que esperamos que alguien haga un error para después echárselo en cara. Eso nos provoca que en las relaciones aparezca una distancia que va aumentando cada vez más. Por eso pongamos atención en nuestras palabras y tonos, para evitar que con lo que le señalemos, el niño o el adulto puedan sentirse culpables. Prediquemos con el ejemplo: “Ven mi querido, observa como arrastro este peso en vez de querer levantarlo, así te volverás grande y fuerte como yo”.