Todos tenemos un interés principal y varios otros secundarios. Lo prioritario, ha de estar siempre en nuestro presente, o sea que está fuera del tiempo que corre y corre. Lo secundario puede esperar hasta que sea su momento, pues toda la atención la tengo que dedicar a este momento, a este ahora, para poder resolverlo de la forma más correcta, porque no quisiera estar repitiendo errores. Y además, un error nuevo es mi oportunidad de conocerme más, de aprender lo que aún no sabía.

Me pasa bastante seguido el hecho de estar consciente resolviendo lo que sea que se puso en mi presente, como un grande o pequeño desafío cotidiano, y me ocurre que algunos pensamientos son “tan sorpresivos”, que ante todo sé que necesitaré mantenerme tranquila, para poder resolverlos correctamente. Justo hace muy poco tiempo que los incendios de bosques andan merodeando la zona en que yo vivo. Y ese aviso fue tan inesperado que tengo que confesar que me asustó.

Averiguo al respecto, y un vecino me dice que ellos están preparando, las cosas de valor, para así poder sacarlas con urgencia si se hace necesario. Yo decido hacer eso mismo, y me resultó sumamente interesante verme seleccionar qué llevar y qué dejar para que se queme. Preparé una bolsita de esas de mano, con  mi cartera con dinero, anteojos para protegerme los ojos del humo, un abrigo por si cambia el clima, unos maníes para picar algo, si yo u otra persona, sintiéramos mucha hambre.

Me mantuve pensando, que si el incendio, nos alcanza, encontrarán cómo evacuarnos. Eso me tranquilizaba, pero justo me llamó una amiga para que me quede tranquila, que no hay problema en la zona en que yo vivo. (Ella sabe que yo no tengo cómo escuchar radio ni ver televisión). Entonces dado que tengo hambre pues es la hora de mi merienda, suspendo mi escritura y voy a buscar con qué nutrir mi cuerpo. Así tanto mi cuerpo como la mente, se quedan contentos.

Ha pasado el día, anoche se ve que pude desconectar mi mente y dormir normalmente, lo que me agradezco. Conozco una buena manera de mantenerme tranquila, enfocando la mente en un asunto diferente a los incendios, y es escribiendo, o cocinando, las dos actividades que tanto me gusta hacer. Según lo que dice Ekchart Tolle, estoy “aceptando y rindiéndome” a lo que es, dado que en lo que ya está siendo, yo no puedo intervenir, salvo intentando pararlo, modificando su continuación, y de eso, en este momento se está ocupando mi empleado.

No quiero estar en ese estado interno de guerra entre lo que es, y lo que yo no quiero que sea, en el que la mayoría de las personas se encuentran actualmente. Si uno no quiere estar en el lugar dónde está, quizás lo mejor que pueda hacer es salir de ese lugar. Pero a veces, como lo es para mí, en este caso de los incendios, no nos resulta nada fácil organizar ese escape; y además, detecto otra lucha interna, la de querer irme y la de no abandonar todas mis cosas, lo que siento casi como el tener que abandonar mi vida actual, y tener que salir a buscarme otra vida nueva.