¿Para qué busco una vida más simple? Para vivir más tranquila, dedicándome a lo que más me interesa: estudiar, escribir, y mejorar mis relaciones, también el diálogo con mi cuerpo, hacer más servicio, dejar que aparezca el amor, los sentimientos, la compasión.

Nos agarramos a las cosas por inseguridad, por miedo a perderlas. Todo lo que hacemos en la vida son como castillos en la arena, después viene el viento o el mar y se lleva todo.

Esta situación tan particular, que estamos viviendo ahora con este virus que nos ha llegado, quizás sea un karma colectivo, formado por muchos karmas individuales, que cada uno está viviendo a su manera. Lo que pasa es que nos apegamos a nuestra manera de vivir. Es bueno revisar en qué ha cambiado nuestra vida en esta situación, en qué sentimos que el cambio es para bien y en qué es para mal. ¡Hay tantas normas a cumplir!, necesitaremos soltar todo lo que no nos permite crecer, para quedarnos con lo posible y positivo.

Yo estoy valorando una vida más simple con menos cosas, con más tiempo para estudiar y cuidar de mis relaciones. Me gustan ahora los cambios, es como vivir en la aventura, dispuesta a aprender, a desarrollar sabiduría, de cada nueva situación que me llega.

¿Desde dónde nos llega? Yo creo que es desde la Inteligencia Suprema, la Vida, el Universo, Dios… en fin, y creo que a cada uno le llega lo que necesita para su crecimiento. Estoy tratando de entender y responder con sabiduría a lo que cada situación trae para mí, sobre todo de esas que no me gustan, que nunca  imaginé me tocaría vivir, que me desestabilizan.

Esto es lo que actualmente me está pasando: Llevo muchos años, casi 60, sin tomar remedios y se ve que ya me he apegado a esa manera, pareciera que mi “Yo” se siente orgulloso, que no quiere soltar eso… Pero me llega ahora algo que me obliga a cambiar mi manera, algo que me desestabiliza, que no quiero, que nunca lo elegiría, pero si la cardióloga dice que es imprescindible que tome estos dos remedios…, los estoy tomando. Y me pregunto: ¿Para qué comprenda qué cosa en especial me llaga esto?

La cardióloga sigue haciendo estudios, ella investiga. Yo también investigo pero con otro foco preguntándome: ¿Tanto puede desestabilizarme una cosa así? La mente aprovecha cada momento posible para largar avisos preocupantes sobre internación, mala praxis o desatención de otros hacia mí… Es interesante todo este movimiento que se ha generado.

Nos apegamos a todo, el que se apega es el “YO”: – “esta es mi casa, mis cosas, mis hijos, mi manera de pensar, mis razones para hacerlo así, y no quiero escuchar propuestas diferentes”. Creer en la estabilidad de las cosas trae mucho apego y mucho sufrimiento. Nos crea dependencia, (ej. con la pareja, con las mascotas, con los amigos. etc.) y allí perdemos nuestra libertad. Tenemos que ceder. Ceder significa soltar la idea a lo que estoy agarrado, y eso muchas veces es algo bueno, si trae crecimiento.

Pero el ceder, en general, crea dependencia y si siempre es la misma persona la que cede termina anulada, pierde su libertad, deja de ser ella misma.

O bien se encuentra una manera, sobre todo con las parejas, de que cada uno conserve su libertad, o se terminan separando, buscando otro compañero con el que se pretende que todo vaya mejor.

Cuál es la solución? El real problema está en la mente que se apega a todo, y tenemos que trabajar en ella, entrenarla, observarla, tranquilizarla, comprenderla para que pueda fluir, como fluye todo en este mundo. Esto lo hacemos con la meditación y recién cuando podemos observar los pensamientos, mirar el ir y venir de los movimientos mentales, podremos soltarlos. En cuánto los vemos, los soltamos. Allí nos damos cuenta como todo cambia y fluye, en nuestro cuerpo y en todo lo que vive.

Todo lo que nos gusta queremos poseerlo, que sea nuestro, este es el “apego”. Es nuestra mente la que quiere poseer, la celosa, la que se enoja, por eso hay que abandonar esta mente tan conflictiva. Soltar la pereza es levantarnos igual aunque nuestro yo quisiera quedarse en la cama. Eso es trabajo interior.

Allí aparece un alivio, un espacio vacío y entonces recién puede darse la generosidad y el Amor hacia todos los demás. El covid 19 puede ser una gran enseñanza si sabemos aprovecharlo y agradecerlo.

Detrás de todo pensamiento hay expectativas o temores. Aplicamos esto durante nuestra vida cotidiana, vemos un pensamiento, en cuánto lo vemos, podemos soltarlo. Vemos que estamos enfadados, en cuánto lo vemos soltamos el enfado. Así trabajamos con cualquier estado negativo que veamos, si lo vemos tenemos la capacidad de soltarlo. Esos estados, igual que nuestros cuerpos, hijos, parejas, no son “nuestros”, por eso podemos soltarlos. Más allá de todo este movimiento mental hay silencio, y al meditar, (con diferentes técnicas) encontraremos la sabiduría, el silencio mental, la fe, la  confianza y la paciencia.

Relajados, tomamos la sensación de nuestro cuerpo, respiramos, y al soltar el aire, soltamos toda la carga mental que nos aparece, y antes de inhalar nuevamente, podemos apreciar unos instantes del “silencio total”. En el momento que viene un pensamiento, como si lo escucháramos, allí entonces lo soltamos. Lo vemos y lo soltamos… para poco a poco llegar así a la libertad total, a ser nosotros mismos.