Nos interesa acrecentarla pues nos es necesaria para todo lo que deseamos conseguir. Nos movemos todo el tiempo tras las cosas que necesitamos, pues eso creemos que nos dará felicidad. En general vemos que nuestros deseos están orientados al futuro, y nos oscurecen o quitan el momento presente. La Felicidad está aquí-ahora, no esperemos que nos llegue mañana.

En general estamos dedicando nuestra vida a todo lo que nos urge,  a todo lo de afuera, ¿pero cuánto tiempo dedicamos a nuestro equilibrio psico–físico? Acá necesitaremos de nuestra voluntad para dedicar media hora diaria para nuestro propio bienestar, con la práctica de alguna técnica respiratoria,  algo que nos tranquilice, que nos saque de todas nuestras urgencias y nos deje sonrientes y sintiéndonos dispuestos para lo que verdaderamente resulte ser lo prioritario de ese momento.

Ahora correspondería preguntarnos qué es lo que de verdad es prioritario para mí en este momento. Para mí, en esta etapa de mi vida, como persona mayor que soy, lo más importante es crecer espiritualmente, poder deshacerme de mis errores, para irme de este mundo lo más limpia posible. Siento que la vida del ser humano es muy valiosa, que es nuestra oportunidad de crecimiento y no quisiera desperdiciarla.

Dentro del crecimiento espiritual que pretendo generar en mí, siento de suma importancia la actitud que esté teniendo con relación a todo este  mundo que me rodea. Veo los animalitos, los árboles, montañas, y lagos, etc. y recién ahora estoy empezando a sentir que tengo una relación con ellos, que son mis amigos porque todas las mañanas, mientras me desayuno frente al lago, espero que los patitos lleguen. Los siento como a seres compañeros con los que estoy compartiendo este planeta. (Creo que en esos momentos genero endorfinas).

Uno de los errores del que quisiera deshacerme es de mi concepto del tiempo: “esa sensación  de que me queda poco tiempo”, siendo que todos tenemos un yo profundo que no nace ni muere, simplemente: “ES”. Cuando estoy en calma y centrada: al ruido molesto lo escucho  como si fuera una música, el sol no me molesta, la lluvia es hermosa y cada día de esta vida es algo para celebrar, para sonreír y para agradecer por el solo hecho de tener un día más para vivir.

Muchas personas se quejan todo el tiempo, ven errores en todo, enjuician a los otros y hasta a sí mismos con lo que se amargan la vida y se enferman. Salir de ese estado no es fácil, necesitarán ante todo acrecentar su voluntad para dedicarla a tanto trabajo interior como les sea posible y eliminar al máximo todo juicio. Pedir la ayuda a su cuerpo, estar mucho en contacto con la naturaleza, hacer deportes, nada de sedentarismo, porque allí la mente se evadiría del momento presente. Tendrán que trabajar con esperanzas y mucha confianza de que serán ayudados desde “lo Alto”.