Es bastante complicado para verlo directamente, en realidad es algo para estudiar, para dedicarle toda nuestra atención. De lo último que estuve escribiendo en la entrada anterior, me doy cuenta que ya me volvió el entusiasmo, ya está esa curiosidad por seguir aprendiendo que en general tengo. Veo que para escribir esto, me cuestiono cada palabra que estoy por poner, y las cambio y vuelvo a leer todo, para así poder decidir qué es lo que se entenderá mejor.

Ahora decido suspender la escritura pues es hora de calentar mi cena. Y ya cené, dormí y hoy ya es un nuevo día, con  nuevos problemas y nuevas cuestiones a decidir. De esto hablaré ahora, pero necesito elegir  primero,  entre todo lo que continuamente me pasa y moviliza, cuál puede ser lo más interesante para quienes lean esto. Elijo el problema con la computadora que “Se tildó”. Allí quedó en el paisaje inicial y si bien hice todo, todo, lo que se me ocurrió hacer, no hubo manera de hacerla funcionar.

Pedí ayuda, por supuesto, pues de computadoras y electrónica entiendo bien poco. No me quedó otra que esperar a que la ayuda pudiera  venir. Lo primero que dijo fue que nunca le había pasado algo así. Yo le comenté que había tocado de todo pero que con nada conseguí que anduviera. Ella a su vez tocó y esperó y volvió a tocar y a esperar que respondiera, y en eso la computadora respondió y quedó funcionando normalmente… Ambas nos reímos muy contentas, sin saber que tendríamos que hacer si nos volviera a pasar otra vez algo así. Yo que siempre quiero aprender, de esta experiencia no aprendí nada.

Pero de todo lo que toqué sin saber ni lo que tocaba, ahora queridos amigos, me pasa que no puedo escuchar ningún audio. Y los altavoces y el volumen están al 98 %. Vuelvo a pedir ayuda y vuelvo a esperar que pueda venir, y agradezco, de tener estas ayudas así disponibles, y de poder ver que igual el aprendizaje me llega de una manera  muy diferente a la esperada, acá aprendí que la vida es sorprendente, asombrosa, y nos enseña siempre si estamos bien atentos y sabemos escucharla.

Y ahora cambio de actividad, pues creo haber aprendido también que más de una hora no debo estar sentada escribiendo o haciendo una misma cosa porque eso sería no respetarme a mí misma, a mi cuerpo, a mi Ser Profundo.