Yo hoy salí a caminar un poco antes de medio día, bien abrigada, y me senté en el “banco del tractor”, como lo hago otras veces, había un débil solcito, pero enseguida sentí mucho frío y me volví a casa. Almorcé, dormí la siesta, me levanté a las tres pero desde entonces “me siento rara…” como desorientada,  nada me cae bien, y eso es totalmente inusual en mí, ya merendé y entonces decidí ponerme a escribir acá.

Todo es virtual ahora. Y hoy no veo casi ningún movimiento afuera, tampoco hay pájaros en el lago. ¿Será que a ellos también les llegaron las restricciones? No veo tampoco casi pasar coches por la calle, ni gente caminando. En la casa de mis vecinos no se ve ningún movimiento, no sé si están o no están, no los he visto salir como otras veces, es como que han desaparecido, o que se ha parado el mundo…

Quizás también sea que estoy sintiendo ahora los efectos del accionar del osteópata, que trabajó en mí  hace unos diez días, no sé, él me dijo también que no me asuste, yo atribuía toda esta rareza de hoy a tantas restricciones, pero ahora me aparece otra  muy posible causa a considerar.

Entonces decido no asustarme y para activarme escribo a un familiar muy querido, que entiende de pájaros y le digo: -“alguna vez en nuestras “charlas del tractor” me tendrás que poner la aplicación de los pájaros en mi TE, pues acá en general se ven muchos y estoy queriendo saber quiénes son, como viven y cómo se comunican entre ellos y por qué será que hoy justamente no veo ninguno.

Sé que ahora para sentirme mejor tendría que encontrar algo para agradecer y para aprender de esta vivencia que me está tocando vivir. En este caso no me resulta fácil, pero interrumpo ahora pues ya hace más de una hora que estoy escribiendo, estoy cansada, y después cuando vuelva estaré más lúcida…. Ahora ya volví, y agradezco el llamado de una hija que me permitió compartir con ella mis problemas, escuchar los suyos, darme cuenta que a muchos esto de tantas restricciones nos resulta difícil de aceptar y que estamos temiendo que de alguna manera el mundo explote…

Por otro lado aprendí que si dejo entrar el miedo la que pierdo soy yo pues he dejado de vivir el presente, estoy viviendo un futuro que aún no ha llegado, y que cuando la situación temida llegue, si es que llega, podré encontrar creativamente varias alternativas para escapar del peligro. En síntesis  aprendí que todo tiene solución  y que sonriendo resulta más fácil salir de cualquier lío.  Ahora dejo, es hora de preparar la cena, y es muy probable que mañana quiera contarles si me vacunaron o no.

Hoy ya es ese mañana tan esperado. Anoche no dormí, se ve que el hecho de que había decidido vacunarme y traspasar una regla mantenida durante toda mi vida, había alterado totalmente mi tranquilidad.  Y sí, me vacunaron, todo funcionó muy bien, no sentí ni el pinchazo, pude relajarme, la enfermera muy amable, y ahora cambió totalmente mi ánimo.