En realidad la vida se nos va acortando desde el mismo día en que nacemos. Pero nos damos cuenta de este proceso de maneras muy diferentes. Algunas personas hacen todo lo posible por mantenerse eternamente jóvenes. Yo acá quiero hablar de mi proceso, de cómo yo me estoy viendo envejecer, y de todo lo que estoy haciendo, para que ese proceso sea lento, para vivir largo tiempo, mientras pueda seguir disfrutando de estar en este plano, de la belleza de un colorido amanecer, o de una linda puesta de sol.

Voy viendo mis pasos mal dados, mis tropiezos, y como estoy pagando sus consecuencias. No me culpo, pues nadie tropieza a propósito, pero sí, muchas veces tropezamos, por no estar atentos, por no mirar el camino. A veces nos toca sufrir las consecuencias de problemas de herencia, o vinimos a pagar culpas nuestras o de otros de vidas pasadas… Varias veces, cuando no conseguía vivir momentos armoniosos con familiares cercanos me preguntaba a mí misma: ¿No estaré pagando acciones erradas de otras vidas?

A los 60 años consulté al médico pues mi mano derecha temblaba. Él me dijo que eso era un problema genético, que era “Temblor esencial”, que todos las personas lo tenían en diferentes grados, la mayoría nunca lo notaron pero en algunos iba aumentando con la edad, hasta hacerse invalidante. Me preguntó que si alguno de mis padres temblaba. Nunca me había fijado en ese detalle, ni escuché hablar al respecto. Después de esa consulta me empezó a temblar también la voz, sobre todo cuando estaba nerviosa, o ansiosa.

Eso me dio la pista para tratar de hacer algo para disminuir mi temblor; que es lo que actualmente, al cocinar o escribir, más problemas me causa. Y, ¿qué es lo que hago? Trato de desarrollar mi atención, haciendo una sola cosa a la vez, sin apuros, siendo suave con ollas y teclados, y como algo muy importante: aceptando esta dificultad como un aprendizaje de vida. Si uno se lo propone de todo lo que nos ocurre, podemos extraer una enseñanza. Por y para algo eso nos es enviado, o nos  está llegando.

El envejecer saludablemente nos depara muchas alegrías. ¿Y qué sería envejecer saludablemente? Es el resultado de la manera de tomar la vida, si con mirada negativa, quejándonos de todo, o desde una mirada positiva, con agradecimiento por tan buenas cosas de las que puedo participar y a la vez aprender. Yo creo que ese es mi caso. Mi madre era una mujer positiva, muy trabajadora, que se ocupaba de que sus cinco hijos tuvieran buena salud. Yo aprendí de ella y desde mi adolescencia cuido mucho qué comer y qué dejar de comer para conservar el que mis análisis anuales sigan dando perfectos.