Hoy he descubierto que es imprescindible estar muy consciente para poder hacerlo. También se necesita tener un  propósito en la vida, y haber establecido las rutinas necesarias para poder ir cumpliéndolo a través de las  circunstancias que nos va presentando lo Divino. Esas situaciones, aún cuando nos resulten difíciles de atravesar, son las que estamos necesitando. Ni lo dudemos!

Ayer tuve una tarde muy difícil, y hoy me costó levantarme, (desperté a las nueve de  la mañana), apreté un poquito mi rutina, para poder hacer mi caminata, mientras el calor fuera soportable, y mientras la hacía iba inventando, cantando y marcando el ritmo con dada paso. Me resultaba bastante entretenido:

Ser consciente es una gracia, que se dio a los humanos, hay algunos que agradecen, pero, todos no la están usando. Agradeciendo, agradeciendo, es como uno va creciendo, sonriendo y disfrutando, eso es, lo que deseo, poder, seguir viviendo.

Ahora interrumpo porque quiero prepararme un rico almuerzo. Ayer tuve que comer apurada y fuera de mi horario habitual, pues la pedicura me dio un turno para las 14 hs. siendo que yo le había pedido lo más temprano posible, dentro de la mañana. Lo acepté, y creo que fue a partir de allí, que toda la tarde resultó un desastre. Habiéndome propuesto mantener mi armonía les cuento cuanto me costó…

El calor era agobiante, la pedicura olvidó el turno, los negocios cerrados y sin horarios a la vista, la mayoría recién abrió a las 17 hs. Hasta la farmacia a la que tenía que ir, estaba cerrada y abrió a las 16 hs. Buscábamos la sombra para esperar sentados en el coche, pero la poca que había estaba ocupada. Recién pudimos volver a las seis de la tarde, con algunas compras hechas, y yo, más muerta que viva.

Procuré no emitir quejas, pero, pretendiendo ayudar a mi ayudante, que seguro se sentía tal como yo,  quería suavizar el mal momento diciendo algo chistoso, divertido, pero solo se me ocurría decirle: “haber Andrés adivinemos que piensa ese turista que allá va…”, o “Por favor baja cuando veas donde comprar agua fresca, pues dicen que el agua endulza las penas. ¡Busquemos una sombra por favor…! 

La lista de lo que teníamos que hacer era bien larga… Ya las compras más urgentes las habíamos hecho, hasta había conseguido un turno con otra pedicura para el viernes y por la mañana… todo lo vivido me servía como práctica de no desesperar, de estar presente, centrada, viendo con claridad la situación, su efecto, y tratando de ayudar a otros, sin perder las esperanzas de que otra vez será mejor…