Como lo estuve haciendo estos últimos quince años, ahora realicé la misma opción, de pasar todo el verano en la chacra del Bolsón, y seguir con la decisión de vivir los inviernos en mi casita de Bariloche, donde tengo mucha mejor calefacción. Este sería el “beneficio”, pero no fui teniendo en cuenta que con el paso del tiempo, todos vamos sufriendo muchos cambios, físicos, psicológicos, mentales y emocionales. Tuve tanto para hacer, casi una mudanza de una casa a otra, que ese fue mi “costo”

Así es que prepararme para el paso del invierno al verano, (ir de lo más ciudadano a lo más campestre), me exigió muchísimas opciones menores, que resultaron algunas acertadas y otras equivocadas. No he de olvidarme que día a día, sobre todo, los cambios físicos se aceleran con la edad, y el hacer pequeñas cosas, como ser, escribir en la computadora lo que me llevo y lo que dejo en Bariloche, me demandó tanto tiempo, que resultó ser un gran esfuerzo para un cuerpo ya avejentado…

Fue emocionante para mí llegar, en un día esplendoroso, ver todo el camino florecido en amarillo intenso, y en la chacra, las peonías resplandecientes en rojo púrpura… Mi ayudante y casero allí, a quien quiero y valoro como si fuera mi hijo, estaba muy excitado tratando de cazar un enjambre de abejas para hacer un nuevo cajón… Me trajo a la Volada, (la casita donde vivo), con su camioneta y todas las cajas, mochilas y bolsos de mi “mudanza”,  comencé a desempacar, y ya no pude parar.

Me estuve observando vivir, dándome cuenta de mis luchas internas… Al no poder detenerme, caí a la cama. Por suerte descansé muy bien, aunque sentía el frío de la noche, extrañaba la calefacción constante, que se auto-regula, y hoy a la mañana ya me sentí establecida acá, estaba fresco, me prendí un fueguito, me preparé el desayuno, tomé mis remedios, hice mis rutinas… recuperé mi normalidad, y atendí a mis amigos del curso. Mañana me llevarán a conocer el vivero del Inta, en Bolsón.

El día en que fuimos al vivero recibí otra gran satisfacción. En realidad, el vivero al que íbamos no atendía ese día, pero visitamos otros tres, y en el último conseguimos solo dos, de las seis plantas que queríamos comprar. Aproveche de preguntar a la señora que tan amablemente nos estaba atendiendo, sobre tres fotos de hojas, que había sacado en el jardín de mi casita de Bariloche, me dio tantas explicaciones, que ese resultó ser mi beneficio, y el haber dado tantas vueltas, el costo.

Igual que todo lo que decidimos y hacemos, todo lo que sucede en este mundo, es energía en movimiento, que depende de la Conciencia Infinita, energía en su más alto nivel, (que algunos llaman Dios), y es esa energía esencial, la que hace que lo que tenga que suceder suceda. Pero entonces nos preguntamos: ¿para qué estamos optando en todo momento por esto o por aquello? y ¿Cuál es el propósito de esta vida? Bajamos para evolucionar, y para ello debemos conocernos, a través de las  opciones.