El éxito que podríamos buscar va a depender del estilo de vida elegido. Tanto el éxito de cada persona como el de  cualquier empresa es consecuencia automática del estilo de vida elegido, en el que uno da lo mejor de sí, sin buscar exclusivamente las ganancias, aceptando que la condición humana es difícil para todos, a pesar de que las apariencias nos engañan la mayor parte de las veces.

¿Por dónde empezar el trabajo interno para una evolución espiritual? Primero habrá un período de estudio, de visita a grupos espirituales, conferencias, encuentros  o retiros. Luego uno se enfoca en un viaje interno de autoexploración, con una dirección general bien clara que entusiasme y pueda mantenerse en el tiempo, para que no aparezca el desánimo y se abandone el proyecto.

Será muy importante conocer cómo opera nuestra consciencia, cómo nos habla, ver que sea benigna, constructiva, que sea nuestra aliada y maestra con fines educativos. Nuestra tarea consiste en reconocer honestamente las propias faltas o defectos de carácter, sin generar por ello culpa o resentimiento hacia uno mismo ni hacia otros. Así el perdón reemplazará a la condena.

Una conciencia madura es una herramienta y guía útil con la que uno está de acuerdo por propia elección. También en la conciencia podemos observar aspectos inmaduros, y hemos de aceptarlos con humildad, paciencia y compasión.

Nuestro objetivo último será trascender comportamientos aprendidos de la mente/ego, mediante el poder de la Irradiación del Ser que re-significa toda nuestra vida de manera benigna. Otra herramienta muy útil en el trabajo interior es el sentido del humor, pudiendo llegar a reírse de uno mismo, y de lo absurdo del teatro de la vida.

¿Cuál ha de ser el resultado de un trabajo espiritual maduro? es el crecimiento, y la educación gratificante, que conducen a una mayor alegría y felicidad. Su experimentación bien vale el esfuerzo. La maduración es un proceso que dura toda la vida. “Las canas se ganan una a una”.