Eso es lo que me estoy preguntando actualmente, y quizás al escribir sobre esto voy aclarando mis conceptos. Mi mente pregunta qué es bueno para mi salud en general, si estará bien un litro de agua diario o sería mejor que tome dos, si tengo que comer más proteínas en cada comida, o si es suficiente  con agregarlas solo una vez por semana, y así con todo.  !Con todo!

Estoy creyendo que en mí hay un interés más profundo que viene del “Ser”, o sea del  “Alma”, que es quien pregunta por serle  importante saber la cantidad exacta necesaria para que yo pueda ir recuperando esas fuerzas perdidas que tanto añoro. Y lo mismo respecto a mi postura, cuánto debiera insistir en cada paso cuando camino, o en cada momento cuando cocino, o me inclino para alzar algo. Pues allí tengo varios puntos que atender como ser, el abdomen hacia adentro, la coronilla tirando hacia arriba como sostenida desde el cielo, y la pelvis empujando hacia adelante.

Sí, comprendo que son demasiadas cosas para atender a la vez, y por momentos atiendo más una de ellas y por momentos atiendo otra. Quizás tenga que poder mantener mi foco en lo que quiero, y pedir a la  Inteligencia Máxima que me guíe y conceda esto que tanto deseo. Creo que esto que así me llega, en forma de dificultades y añoranzas, me llega así trayendo mucho aprendizaje para mí. Y que todo, absolutamente todo lo que me pasa está ocurriendo porque  lo estoy necesitando vivir.

Repetir errores no es lo que deseo y sin embargo es lo que hago y no sabría si puede haber otra culpable en mí, pero sí tengo que decir que soy una “Cabeza dura”, que no aprende y sigue castigándose con los mismos errores que no le causan ningún placer, una y otra vez. Por ejemplo, no estoy respondiendo inmediatamente a los requerimientos de mi cuerpo, cuando me avisa que necesita suspender lo que está haciendo y pasar por el baño, o que es hora de comer o merendar. El cuerpo necesita cumplir sus ritmos y horarios, y uno, el usuario de ese cuerpo debería atender eso.

 No olvidemos que somos seres espirituales en cuerpos terrestres, adaptados a vivir en este mundo. Soy yo justamente, quien usa este cuerpo quien no tiene que olvidar esto, pero dado que escribir, estudiar y cocinar son mis pasiones en esta vida, son las que me demoran en atender las necesidades del cuerpo. Y no hay caso, no aprendo, solo pocas veces, me obligo, y me digo,  ¡ya nomás suspendo, atiendo, y luego vuelvo a esto que tanto me atrapa! De eso se trata esta vida, de una autoeducación. Y ha llegado el horario de suspender la escritura y salir a caminar y ventilar los pulmones.