El masaje tailandés. (Reescrito a los 4 días de haberlo recibido).

Quisiera poder contarles de los cambios que estoy notando en mí últimamente, pero dado que estoy buscando sus causas, me senté a escribir para verlas con más claridad. Esperemos que eso ocurra. Me dicen que la “Luna llena en Leo”, como era la de este miércoles (16/02/22) nos mueve muchísimo a todos los humanos, animales, y seres vivos en general y yo me siento muy desestabilizada desde hace ya varios días antes de la luna llena y mi estado sigue así aunque hoy ya es domingo. Me desvelo por las noches, mi mente se activa con cualquier tema y me cuesta mucho volver a dormir. Algo parecido me pasa en muchas otras lunas llenas, soy muy sensible a su influencia. Pensé que podría ser lo que últimamente estoy comiendo, (muchas más verduras) pero no parece ser eso. 

Otra causa posible de este desbarajuste energético que siento, es el masaje tailandés, de una hora de duración, que recibí este jueves 16/02 y a pesar de que hoy ya es domingo 20, sigo muy movilizada. Respecto a lo que es este masaje, yo solo, y muy recientemente, escuché hablar de él. Pues iban a hacer un retiro y curso de masaje tailandés en el espacio grande que llamo: “La Casa de Todos” y que ofrezco para cursos de desarrollo espiritual. La cosa es que Félix, el instructor, junto a su familia y otras personas llegaron el miércoles 9 y el 12 arribaron los participantes desde distintas provincias del país y algunos desde el extranjero. Le dije a Félix que me gustaría recibir un masaje  y acordamos que eso sería el jueves 16 a las 16 hs.

El clima era agradable, no hacía ni frio ni calor optaron por trabajar afuera sobre unas colchonetas especiales, grandes, y gruesas, que trajeron ellos, y que pusieron sobre el césped, a la sombra del gran ñire. Mi intriga era muy grande, me di cuenta que algo mágico iba a ocurrir. Félix dio algunas indicaciones a los participantes y a mí me dijo que yo no tenía nada para hacer, salvo estar muy relajada, pues esto era un regalo que iba a recibir, o sea que sólo tenía que “recibir”. Me di cuenta que el tono de su voz era muy diferente, cuando habló al grupo y cuando se dirigió a mí, donde noté mucha suavidad y dulzura, confiada me entregué, y creo que hasta  me dormí.

El masaje comenzó, y enseguida noté que en mí comenzó una lucha interna entre dos partes o personalidades,  que llamaré “la curiosa” y “la relajada”. No podía entregarme, al darme cuenta que Félix usaba todo su cuerpo y no solamente sus manos, para mover el mío… La curiosa quería ver, espiar, pues en un momento parecía que usaba su cabeza, en otro su pecho, su rodilla, y a la vez algo fantástico ocurría en mí, pues mi cuerpo se volvió como de goma, algo blando y dúctil… y una pierna subía, mientras la otra se doblaba, y la espalda se retorcía, mientras el cuello giraba para el lado contrario… Por suerte en la lucha ganó la parte más consciente, y por fin conseguí relajarme y pude disfrutarlo. Creo que fue cuando me dije que podría pedir que me envíen un video de Félix haciendo a alguien un masaje de estos.

El viernes, ya el grupo de practicantes y profesores, en su último día, se reunirían en un círculo de despedida, y de compartir sus experiencias y expresar sus agradecimientos y yo les dije que quería contar mi experiencia. Fui decidida a pedirles que cuando lo tengan, me envíen un video, pues quería ver, comprender y no sólo sentir, lo que era este masaje.

Por esas sincronías que interpreto son las ayudas que vienen de lo Alto, Félix dijo que antes de empezar con el compartir, iban a grabar un video de lo que es el “Masaje Tailandés” para que su amigo lo pudiera mostrar en Estados Unidos. Su señora era quien filmaba y me prometió que me lo enviaría. Yo disfruté esa hora de masaje extasiada, con mucho asombro, no me podía creer lo que veía. El dador estaba tan relajado como el receptor; eran dos cuerpos asombrosamente relajados y a la vez en movimiento, en una sincronía perfecta. El beneficio de esto lo recibían ambos. Era como una meditación en movimiento… que me recordó a ciertas danzas sagradas de Gurdjieff.