Todos podríamos alegrar la vida de quienes nos rodean, con solo aprender a sonreír más seguido. Sonreír no nos cuesta nada, pero iluminaríamos allí por donde andemos. Fingir una sonrisa no es bueno, dado que las sonrisas trasmiten también la emoción que las genera. Yo practiqué cada vez que me miraba al espejo sonriéndole a la señora mayor que allí me aparecía, y poco a poco fui notando que se acentuaba un sentimiento de admiración y de respeto por sus deseos de ser cada día una mejor persona.

Actualmente no hay vez que pase frente a un espejo que no sonría a quien allí veo, y eso también me pasa cuando saludo o charlo con alguien. Existen vínculos o situaciones que nos resultan imprescindibles para nuestro equilibrio emocional. También está, para todos, la posibilidad de que la muerte nos sorprenda en cualquier momento, y uno de los vínculos que necesitamos es hacernos amigos de la muerte. Recordar lo que Don Juan le dice a Castaneda: “La muerte siempre camina a nuestro lado. La muerte es nuestra consejera”. A mí particularmente eso me ayudó.

En general la mayoría de la gente guarda en su memoria más momentos dolorosos y menos de los felices que han vivido. Eso significaría que al estar más enfocados en lo que no quisieran que les vuelva a pasar se están equivocando, pues: “Allí donde pongo mi atención eso es lo que crece”. Entonces hemos de recordar todos los momentos felices vividos, y sobre todo visualizar como ya otorgado, eso que desearía vivir. Si estoy deseando sanar de determinada dolencia, me he de ver ya curada, si me impedía bailar, por ejemplo, me he de visualizar bailando feliz.

Todos nos estamos guiando según lo que sentimos, o sea por nuestras sensaciones corporales. Esa es la voz del Alma que nos habla a través de la voz de nuestro cuerpo.  Por eso cuando estoy frente a alguien y le sonrío con alegría, amorosamente, aún sin conocerlo, sé que se sentirá reconocido, valorado, apreciado, y en general ese es el sentimiento que la persona irradiará hacia afuera, allí puede nacer una nueva relación positiva, y creativa para ambos. Justamente esa energía es la que irá haciendo que la humanidad actual cambie. ¡No perdamos nuestras esperanzas!

Ya es una gran ayuda el estar conscientes y mantener la calma y la alegría. Pero cuando hay demasiada explotación de unos por otros en este mundo, como ocurre actualmente, no puede haber paz ni libertad en los pueblos ni en las personas, y la mayoría no podemos irradiar esa “Vibración de Amor”, que le es tan necesaria al planeta.

Más allá de lo tangible y visible, es imprescindible también, que podamos sentir el mundo intangible que nos inter-penetra, mientras estamos ocupados procesando lo visible y lo material. Necesitamos muchísimo de esta especial sensibilidad. Vemos los árboles, montañas, lagos, animales, etc. pero no sentimos nuestra relación con ellos, no los sentimos importantes, como a seres compañeros con los que compartimos el planeta. Necesitamos sonreírles sintiéndolos nuestros amigos, cuidar a todos los seres vivientes, a la raza humana y al planeta sino, ¿Quiénes lo tendrían que hacer si nosotros somos quienes rompemos su equilibrio natural?