Observemos nuestro comportamiento: lo verbal ocupa todo nuestro tiempo, damos  opiniones, alabamos, juzgamos, gastamos nuestra energía y generamos una impresión en nosotros, y en otros, que continúa en nuestra memoria y hace que el contenido de nuestra mente sea muy pesado.

Las noticias de radio, TV y lecturas dañan la inocencia de nuestra mente. Minimicemos lo verbal y seamos exactos en el momento de hablar viendo si lo que vamos a decir es necesario, justo y verdadero.

Cada vez que tengamos 5 minutos de tiempo libre será bueno sentarse, relajarse y sentir lo que es una mente libre de verbalización. Y yo me pregunto: ¿Puede la Meditación liberarnos de los mecanismos de competencia y miedo en las relaciones?  La Meditación no es un “medio” hacia ningún fin. Es un producto de una forma de vivir. Es un fin en sí misma.

A menos que toda la gente quiera tener otro tipo de sociedad y trabajen para ello, este pesado mecanismo, de competencia, agresividad y posesión, en el que nuestra sociedad se basa, no podrá ser eliminado. Te recuerdo que uno no tendría que compararse nunca con nadie.

Que esa comparación crea una espina que hiere el corazón y derrocha energía innecesariamente. La mayoría de nosotros no nos aceptamos, nos quejamos, condenamos y nos auto-compadecemos de nosotros mismos.

Para poder vivir de una forma meditativa lo primero será aceptarse totalmente tal cual uno es, con sus potencias y limitaciones.  Sólo cuando me he aceptado puedo ocuparme de explorar mi potencial y favorecer aquello que pueda florecer, sin ninguna competencia, pues lo que hago no es para superar a otros sino porque amo hacer eso.

Busco eso que me gustaría hacer, sin que me importe si la sociedad lo considera bueno o malo, sin que haya cálculo, regateo o manipulación por los resultados. Lo hago porque le da un sentido de realización a mi vida. Cada “acto vivido” es mi propia recompensa. Cuando me conozco y me familiarizo conmigo mismo, la competencia no ya no puede existir. Competir es algo del ego.

En el Universo todo busca siempre que  los extremos estén  equilibrados. Considero que en el TRABAJO INTERNO tengo que ir buscando lo mismo: ni siempre lo que considero bueno para mí, ni tampoco siempre lo que considero bueno para otros, sino fluir entre ellos, y dejar que así la Vida, (o el Alma), me indique cuál es mi camino.