Esto es una continuación de la entrada anterior y me interesa sobre manera investigar este asunto porque creo que ya le vi la colita al yo que me gobierna y que no es solo uno sino que es un conjunto de yoes, los más cercanos a lo que llamo trabajo interior, los que creen que estamos acá en este mundo para desarrollarnos como personas, para ser más y más conscientes cada vez.

La suerte es que pareciera que nuestro desarrollo de consciencia en esta vida no se pierde, sino que venimos una y otra vez, a muchas vidas para continuar desarrollándonos. Lo aprendido queda grabado en nuestro “Ser Profundo” o “Alma” que luego nos guía a través de tornarnos más creativos, o con nuevas ideas, o un entusiasmo que repentinamente nos surge, y qué es la  manera en que el Alma nos habla.

Nos habla todo el tiempo pero la escuchamos solamente cuando estamos centrados, presentes, en el aquí- ahora, es como que el alma sabe lo que nos ocurrirá, y a veces su voz la sentimos como un profundo deseo, o como una premonición o como lo que yo llamo una sincronía.  Justo tengo unas vivencias de hace dos días que muestran a qué me estoy refiriendo.

Este martes se me juntaron en el mismo horario dos técnicos en casa, el que venía a arreglar la heladera y el de la caldera. Habían dado horarios con diferencia de una hora, pero yo sentía que se iban a juntar, y así fue, llegaron con diferencia de cinco minutos.

Luego el de la caldera, cuando ya había hecho todas sus pruebas me dijo que encontró dos cañerías pinchadas, que ya las había anulado pero faltaba determinar a qué calefactores correspondían.  Yo pensé: “los que más necesito son los de dormitorio, el grande del living, el del estudio y el del baño. Pueda ser que sean el bajito del living donde están las plantas, y el del lavadero. Y así, tal como lo deseé fue. Gran alegría por lo sincrónico de esas dos veces. Esto para mí no tiene otra explicación.

Es nuestra mente la que quiere explicarse todo, por lo menos la mía es así, y lo que nos pasa en general es que nos quedamos enredados en las palabras, y las manipulamos y distorsionamos, (que me dijo, o no me dijo…) con lo que esas palabras las voy transformando en mentiras. Solo cuando podemos trascender las palabras, nos convertimos en “Sabios”

Ese silencio se refiere a retraer los sentidos, que están todo el tiempo volcados hacia afuera, llevarlos hacia adentro. Esto nos brinda mucha tranquilidad y una profunda sensación de plenitud… También nos facilita encontrar la solución a problemas, ya sean de relación, o de cualquier otro tipo. “PARAR”, y respirar conscientemente, ya nos conduce a un espacio silencioso.

Los “Sabios” buscan ese silencio profundo que los comunica con lo “Alto” o con la “Divinidad”. Pero, ¿Qué es ese Silencio tan profundo que todos tendríamos que buscar? Ese  SILENCIO, así con mayúscula,  lo podemos conseguir con la práctica meditativa de todos los días, y eso nos hace más coherentes, estar más vivos e inteligentes, más contentos y sonrientes, con lo que nos beneficiamos nosotros y todas las personas de nuestro entorno.