Esta pregunta que me planteo no es fácil de contestar, pues los seres humanos somos seres muy complejos, y me parece que somos el único mamífero con tantos yoes en su interior.  Nuestra mente  es  ruidosa, es como todas las grandes ciudades del mundo que están llenas de ruidos molestos de noche y de día. Allí no puedes encontrar esa tranquilidad que todos buscamos para sentirnos en paz y felices.

Además pareciera que somos los únicos animales de este planeta que nos preguntamos para qué estamos aquí. Y estamos para tantas cosas que eso es uno de los causantes del continuo ruido que nos perturba. Y otro causante es darnos cuenta que algo que hacemos tiene un efecto que no es el que buscamos, que no es lo que quiero y que para cambiar mi conducta tengo que aprender a mirar la realidad de una forma diferente.  

La clave es subir el nivel de conciencia, para ello hay que ver lo que no estábamos viendo, o sea mirar donde no estábamos mirando. Es sorprendente las cosas que se pueden ver cuando se mira. Entrenar la mirada es lo mismo que entrenar  la atención, ambos son claves para subir el nivel de conciencia. En general vemos sólo aquello que nos interesa en ese momento.

Para mirarme a mí mismo, no he de hacerlo desde el juicio sino desde la curiosidad. Para nuestro sistema nervioso pesa más el peligro que la oportunidad, pero tenemos que cuidarnos muchísimo de no dejar entrar el miedo, pues eso seguro nos juega en contra. El miedo es peligroso, pues ya nos indica que nos hemos metido en los ámbitos del ego.

Creo que estamos en la vida para aprender todo lo que vayamos necesitando. Mientras viva puedo seguir aprendiendo, y casi podría decir que para mí, el aprender es la sal de la vida. Se me presentan nuevas situaciones momento a momento, y me aparece la creatividad y el coraje para animarme a hacer algo nuevo, pues me ha surgido una necesidad, o una idea diferente de las acostumbradas. Eso me entusiasma, pero será bueno detenerme un momento, porque siempre podré encontrar varias posibilidades, y elegir entre ellas para tomar la decisión correcta.

He de cuidar de mantener mi centro, la presencia, sobre todo en el momento de decidir. Y también he de aceptar que a veces me equivoco, y buscar cómo descubrir la equivocación. Es un hecho que ya ocurrió, que ya fue, eso puede servirme para corregir el rumbo de hacia dónde estoy yendo. Así como cuando escribo, cada vez que lo releo algo encuentro para corregir, así es con el “aprender a vivir”, siempre estaré corrigiendo errores. Dado que nuestros sentidos, están todo el tiempo volcados hacia afuera, necesitaremos llevarlos hacia adentro. Esto nos brinda mucha tranquilidad y una profunda sensación de plenitud… También nos facilita encontrar la solución a problemas de cualquier tipo. Se trata de “PARAR”, respirar conscientemente, pues eso ya nos conduce a un espacio silencioso, nos hace más coherentes, estar más vivos e inteligentes. Ahora yo ya creo saber que quien gobierna en mí es un yo muy volcado a hacer lo que se debe y lo mejor posible.