Cada uno de nosotros habla, se mueve piensa y siente, a su manera, de acuerdo con la imagen de sí mismo que ha ido formando a través de los años vividos. Si queremos modificar nuestra manera de actuar, por ejemplo yo desearía cambiar mi manera de hablar a otros, dejar de sentirme como si yo fuera su maestra… Sí, ya está ese hábito instalado en mí, pero para cambiarlo he de mover mi autoimagen, mis motivaciones, mi automatismo, y movilizar las partes del cuerpo implicadas en ese cambio: mente, voz, gestos, etc.

Una vez que uno, con esfuerzo y esmero, logró realizar un cambio en sí mismo, al poco tiempo, ya se quedó fijado, se hizo un hábito invariable. Me pregunto: ¿cómo vamos formando nuestra personalidad en la niñez? Encuentro lo que acá resumo: -En los primeros años el infante tiene un ritmo de cambios bien activo, empieza a ver pocas semanas después de nacer, y al poco tiempo ya se sienta, se para, camina, y habla. Las experiencias del niño y su herencia biológica, se combinan lentamente, hasta crear una manera individual de pararse, caminar, hablar, sentir y entender.

El contacto del infante con el mundo exterior, se establece en principio por medio de los labios y la boca, y así reconoce a su madre. Luego incorpora las manos, y con ellas el tacto, y gradualmente va descubriendo otras partes de su cuerpo, y sus relaciones mutuas, con lo cual recibe algunas nociones de distancia y volumen. El descubrimiento del tiempo empieza al coordinar los procesos de respirar y tragar, conectados con los movimientos de labios, boca, maxilar inferior, las ventanas de la nariz y los de la zona circundante. Juzgar a un niño por sus éxitos, lo despoja de su natural espontaneidad.

Cuando queremos evaluarnos como personas de esta sociedad, nos basamos en el valor que los otros, (la sociedad), nos atribuyen. Nuestra actitud hacia nosotros mismos nos juega en contra, pues por un lado nos interesa facilitar nuestro crecimiento, pero no nos ocupamos de desarrollar nuestras propias cualidades. Necesito comprender que para mejorar la autoimagen, el primer paso será aprender a valorarme como individuo, a respetarme, aun cuando crea que como parte de esta sociedad no le estoy dando todo lo que podría. La acción es el arma principal para promover el propio mejoramiento.

¿Qué sería tener una autoimagen o personalidad completa? Estar conscientes de todas nuestras articulaciones, de toda la superficie corporal, cosa que es muy rara y difícil de obtener. En general todos tenemos una autoimagen que es, en más o en menos, subjetiva. La forma en que mantenemos hombros, cabeza, expresión, voz, la manera de presentarnos, se basan en esa autoimagen, que es de continuo modificada, de acuerdo a la máscara por la cual queremos ser juzgados por los otros.

Establecer nuestra “imagen inicial” que sea aproximada y más o menos completa, posibilitará mejorar la dinámica general, en vez de enfrentar acciones aisladas, (lo que equivaldría a querer corregir la ejecución de una música con un instrumento desafinado). Mejorar la dinámica general de la imagen equivale a afinar el piano con el que se realiza la música, pues mucho más fácil resulta tocar con un instrumento afinado, que con uno que no lo esté.