Nosotros somos células de esta humanidad. A todos nos pasa que a veces podemos acertar con nuestras opciones, y nos equivocamos en otras. Pero siempre podemos aprender de nuestros errores. Al estar escribiendo esto, me aparece la pregunta: ¿Cuál será el total potencial de nuestra mente? Veo que de ser antropoides, ahora hasta construimos rascacielos. Solo desarrollamos la parte tecnológica, y en consecuencia somos una especie destructora, y guerrera. Nos falta desarrollar la parte emocional, que tiene que ver con todo tipo de relaciones.

Por y para algo tenemos semejante potencial, qué sólo pocos humanos fueron desarrollando. Como célula humana, siento que cada uno, individualmente, tenemos la responsabilidad de aprender, para poder contagiar, y contagiar a quienes nos rodean. Nuestra mente tecnológica, todo lo que ve o toca desea manipularlo, pues lo ve como un objeto, algo externo a sí mismo. También cuando nos nace un hijo, algo tan tierno y delicado, lo vemos separado de nosotros, y como si fuera un objeto, a través de la educación, construimos el hijo que deseamos tener.

Aplicamos con los vínculos, una mente tecnológica, controladora, que por instinto, se apropia de todo lo que percibe porque desea modelarlo. Eso es lo que nos produce tanto desequilibrio. No comprendemos que los vínculos son una trama, algo que está pasando entre nosotros, y que para poder percibir esa trama, necesitamos tener “más espacio mental abierto”, (que no tengo si estoy distraído, en medio de conflictos o discusiones). Tenemos que estar dispuestos a que se nos transforme, por lo que vaya ocurriendo, esa identidad construida, paso a paso, desde nuestra niñez.

Eso que todos valoramos tanto: nuestra identidad, que nos hace decir: “Yo soy así”, es el “Ego” que está, y seguirá haciendo enormes esfuerzos para no ser transformado. Esto no solo ocurre entre padres e hijos, y entre marido y mujer, sino también entre grupos, y naciones… Y seguiremos destruyéndonos con más y más guerras, mientras respondamos a lo que es vincular con la mente tecnológica, que es la que percibe y transforma objetos. No puede comprender lo vincular, eso que por naturaleza está en movimiento, que es una trama, algo mucho más complejo.

Solo el “verdadero amor” puede ayudarnos. ¿Y a qué podemos llamar un “verdadero amor”? “A privilegiar el vínculo sobre la preservación de las dos identidades que están relacionándose”. Eso es amor y eso es creativo. Nos sentimos los seres más desarrollados del planeta, pero no estamos pudiendo relacionarnos con la vida, que es una gran inteligencia, una verdadera trama, porque a todo lo que se mueve, lo transformamos en “objetos externos a nosotros”. Tendríamos que llegar a sentir que pertenecemos a la vida, y permitir que la vida nos vaya transformando.