No es tu “aptitud”, sino tu “actitud”, lo que marca tu “altitud” dice un refrán popular, y me quedo reflexionando sobre la gran verdad que allí se encierra. No hay duda, ¡somos seres complejos! y nuestra actitud fluctuará según vaya siendo nuestro estado de salud, el emocional, y cuán centrados o presentes podamos estar en ese momento. El ambiente interno y también el externo, por cierto que nos influyen, y de manera diferente a unos y a otros, según sea nuestro historial de apegos, aversiones y creencias…

Sé que mi  claridad visual, auditiva, gustativa, olfativa y hasta táctil, dependen de cuan relajada esté en ese momento, y de cómo estén trabajando los órganos internos, verdadero equipo de voluntarios a nuestro total servicio. De ellos podemos aprender a sentirnos “Todos somos Uno”, y a tener un mismo objetivo. ¡Ellos son nuestros maestros! Dependemos de ellos, y a su vez ellos dependen de nosotros, del cuidado y la alimentación que les demos…

En la vida o agradeces o te quejas, es lo uno o lo otro, nunca pueden estar los dos juntos. Son actitudes de vida opuestas. Puedes ser agradecido aunque nada tengas, pues siempre encontrarás algo para agradecer. También si eres quejoso, en todo podrás encontrar de qué quejarte, por lo que tienes y también por lo que no tienes, porque te falta o porque te sobra…  También son actitudes de vida: Querer controlar todo o fluir con lo que la Vida te presenta. Tener miedo o tener fe, (o todo te asusta, te sobresalta, y reaccionas, o tienes fe en que estás siendo amado, cuidado, y guiado). O quieres aprender o crees ya saberlo todo. O te tomas todo muy en serio o juegas y eres capaz de reírte de ti mismo.

Al llegar a este punto ya nos vamos dando cuenta que “Percepción y Actitud”, están muy relacionadas, son casi una misma cosa, y de ellas es de donde depende el mundo, la realidad, que cada uno pueda ver. Algo que es totalmente personal.

Si no me gusta lo que me ocurre, no encontraré ningún medio externo que pueda cambiarlo, necesitaré cambiar algo en mi propia conciencia. Es a través del espejo de las relaciones que podemos ampliar nuestra conciencia. “Todas las relaciones son un espejo. Nos atraen las personas en las que encontramos rasgos que queremos tener en nosotros mismos. No nos gustan las personas que tienen rasgos que negamos en nosotros mismos.” Todo lo que amo y todo lo que no quiero, que no me gusta, que nunca lo elegiría para mí, también son espejos de mi propia creación.

 Al pasar a una conciencia más elevada a través de reconocer que «me estoy espejando», me voy dando cuenta que “ATENCIÓN e INTENCIÓN” son los propulsores de la transformación, o sea que con el trabajo interior puedo cambiar mi conciencia, y no solo la mía, quizás también la conciencia de las personas que me rodean, la del ambiente en que vivo…

¡Somos los creadores de nuestro propio mundo! Eso donde pongo mi atención, existe, cuando le quito mi atención, desaparece. La «ATENCIÓN” se convierte así en una energía que crea las cosas y la “INTENCIÓN” se convierte en “TRANSFORMACIÓN”. Así es como ocurre la “CREACIÓN”. Esta es nuestra posibilidad, que aun ocurriendo nos asombra, nos resulta milagroso, lo llamamos “SINCRÓNICO”, casi sinónimo de mágico.  A medida que empezamos a  experimentarlo, nos damos cuenta de lo fácil que nos resulta, de la falta total de esfuerzo, de la falta del ego, de la no búsqueda de resultados… Y lo más asombroso aun es que: De nosotros depende nuestro propio progreso espiritual…