Y sigo aprendiendo con esto de vivir en una zona muy propensa a los incendios de bosques. En estos días, estamos viviendo, la proximidad de diferentes focos de incendios, y aún no podemos volver a vivir disfrutando de esa total tranquilidad con la que en esta zona estábamos viviendo. Y acá me veo, muy atenta al clima. El pronóstico anuncia lluvia, y todos esperamos que la lluvia nos ayude y apague esos focos, pero una lluvia de “sólo cuatro gotas”, no apaga nada.

Acá, en el Paraje del río Azul, donde yo vivo, se ha formado un grupo llamado “Vecinos en reserva”, entre los cuales algunos son voluntarios que aprendieron cómo estar prevenidos y actuar, en el caso de que los incendios de bosques ocurrieran en esta zona. Cada vecino adquirió los elementos necesarios, tanques de mil litros transportables y largas mangueras acoplables contra incendios. Tenemos esos elementos esperando, y sabemos que los focos de incendio se irían acercando o alejando según como soplara el viento. Esa vivencia ahora nos ha llegado, y lo incendios ya se han acercado a nuestra zona, cosa que me intranquiliza.

A los diferentes focos los están manteniendo controlados, según lo que informan los noticiosos, pero como todo es tan cambiante e imprevisible, yo sigo con mis dos simples bolsitas de compras, preparadas con los remedios y abrigos necesarios, por si tenemos que auto-evacuarnos, o salir corriendo, o nos evacúan, cosa que ya están haciendo desde el hospital de Bolsón, con gente que no se anima a seguir esperando o no tiene a dónde ir. 

Nos informan que mucho depende ahora de la acción de voluntarios y organismos estatales, para que los diferentes focos se mantengan “arriba en lo alto” de la “Loma del Medio”, que está de la chacra hacia el este cruzando el camino de acceso, para que el fuego no pueda descender la loma, seguir bajando, y cruzar la ruta, pues allí sí, tendríamos que salir corriendo, con o sin lo puesto. Mi ayudante me dice que por el momento los focos están controlados.

Los mensajes del grupo de “Vecinos en reserva” que yo recibía en mi celular, avisaban que se necesitaban muchos más voluntarios, que no alcanzaba con uno o dos que se ofrecían, cuando se precisaban por lo menos veinte. Y también que hace falta más moto-sierras, o más agua, pues ya en tal lugar el fuego había empezado a descender. Y dado que eso estaba ocurriendo a unos cinco Kms. de aquí, yo volvía a revisar si tendría preparado todo lo que podría necesitar para auto- evacuarnos, junto con mi ayudante, pues por mí misma no estoy pudiendo acarrear el mínimo peso.

Y me pregunto: ¿qué estoy aprendiendo de esta situación tan sorpresiva y desesperante? Aprendo muchas cosas. (1) – A estar muy agradecida con el ayudante que tengo, pues desde hace años cuento con él, como si fuera una parte de mí. (2) -A valorar los amigos de Bolsón, ya que todos ofrecieron su casa y todo lo que pudiera necesitar, si llegara el momento de dejar tantas pertenencias. (3) Aprendí a “Soltar todo”, hasta mi propia vida, pues sé que más o menos pronto, este cuerpo me abandonará, pero al saber que somos “eternos”, la muerte la tengo aceptada desde antes, y sé que puede ser por esta o por cualquier otra causa.

También aprendo al verme así disminuida, de tantas diferentes maneras: por mi temblor esencial, mi falta de energía, mi mala postura, mis problemas digestivos, y este círculo vicioso que se ha formado entre estos dos últimos mencionados donde cada uno potencia al otro. He consultado con especialistas y todos coinciden en que muy poco se puede hacer, entonces pido ayuda a la Conciencia Infinita, y me entrego agradecida, a lo que sea que me corresponda vivir, hacer y disfrutar.