Todos quisiéramos ser felices todo el tiempo. No es fácil, pero es posible dedicándole el interés y el tiempo necesarios. Para ello yo practico el cantar el “Om Namá Shivayá” al despertar y empezar cada nuevo día durante 2’, o sino  medito, para armonizarme a mí y a mi entorno. Agradezco el poder vivir este nuevo día, el ser una persona que ha comenzado con cierto camino espiritual y que quiere compartir con otros cómo ser feliz todos los días.

El problema es que cada vez el ser humano busca más comodidad, no quiere salir de su zona de confort, se torna muy cómodo, quiere que todos le sirvan. Nadie busca las enfermedades, pero dependerá de cómo actúe nuestro “cuerpo, palabra y mente”, ellas llegarán cuando nos corresponda. Y lo mismo pasa con los problemas en general. Y todo eso no es algo que nos manda Dios, tampoco es un castigo, eso lo creamos nosotros mismos con nuestra forma de actuar, de sentir y de pensar.

Al actuar bien tendremos salud, si lo hacemos mal enfermaremos. Mientras más positivos seamos sonreiremos más, y habrá más alegría y felicidad. Una actitud negativa: enojo, apego, agresividad, odio, ignorancia, etc., son causa de enfermedades. Aquí la mente y todo el cuerpo se cierran, se reducen, la persona pierde los deseos de compartir con otros, de salir, de distraerse, y hasta de alimentarse y así es que comienza a padecer.

Con el tema enfermedades, cualquiera que sea, no desanimarse es lo primero, y luego estar con esperanza, fortaleza, responsabilidad y coraje.  Porque en el mundo y a través de los siglos las enfermedades no parecen ir disminuyendo pero sí van cambiando. Todo cambia constantemente en nuestras vidas, así como lo hace también y siempre el clima…

La artrosis viene, muchas veces, de la comida que comemos y también del clima donde vivimos. La humedad es una de sus causales principales. Como humanos que somos busquemos las mejores condiciones para vivir nosotros y que quienes nos rodean también puedan hacerlo. Con las enfermedades, especialmente las crónicas, (artrosis, reuma, hepatitis, etc.) los familiares que nos ven sufrir, sufren también, pero no pueden aliviarnos. Cada uno ha de hacerse cargo de su dolor.

El miedo al dolor o a la muerte nos tensa todo el cuerpo y esa tensión aumenta el sufrimiento, la aceptación y una mente calma y responsable alivian muchas veces más que los calmantes. La conexión del médico con el paciente es muy importante pues puede hacer aparecer la confianza en uno mismo y la decisión de tomar las riendas con las propias manos. Para la medicina tibetana mucha verdura cruda no es buena para la artrosis. Buscar de comer todo lo más calentito y nutritivo que se pueda y mantener el cuerpo siempre caliente. Comer es necesario, con consciencia y que no sea en demasía.

Vivir tranquilos y en armonía con el ambiente es también muy importante. La felicidad y la paz dependen principalmente de quien uno sienta que es, y de cómo vive cada momento de su vida. La vida en este planeta no es permanente. Debemos recordar que todos moriremos. Podemos vivir y morir dignamente, sin angustias. Nuestra vida es consecuencia de nuestras acciones. Tengamos la edad que tengamos, todavía nos queda juventud y nos  es posible hacer muchas cosas, sobre todo si pensamos constructivamente.