Podría empezar numerándolas, pero prefiero conversar con Uds. así como me vaya apareciendo este tema. El interés por esto apareció hoy a la mañana cuando volvía de mi caminata diaria, porque se me acercó una joven muy sonriente con el labio inferior perforado con un aro metálico. Inició la conversación preguntándome si yo vivía por acá, y mi respuesta fue:-   “Sí, a unos 150 mts., allí donde están esos álamos grandes”; – “¿La puedo acompañar?, un poco extrañada le contesté: – “Como no, y dime: ¿Qué significa para vos el aro que tienes en el labio?”; – “Llamar la atención, y como ya no me molesta, me lo quitaré recién cuando comprenda que uno puede llamar la atención por lo que es y no por un labio perforado”. Me gustó su respuesta.

Ya estábamos llegando, y como hay varias construcciones en el mismo predio, le señalé la casita donde yo vivo. Ella me dijo mirando el complejo de cuatro cabañas para turistas, – “Siempre me gustó esta construcción, pienso que la debe haber diseñado un arquitecto”, y allí yo me vi a mí misma, cuando muy prontamente respondí: – “Yo soy arquitecta”. Luego nos despedimos, ella con un:- “Me encantó charlar con Ud.”; – “A mí igual”, dije yo. Pero a mí lo que más me gustó es que se reconociera mi trabajo. Me vi en ese momento, y escuché la voz interna que me decía: “Ese es tu labio perforado, tu forma de llamar la atención, quieres ser vista… tenida en cuenta” 

Ahora solo mencionaré algunos tipos de relaciones diarias que casi todos tenemos: con la naturaleza, con otros seres vivos, por ejemplo con los animales domésticos, con desconocidos, con la familia, con amigos, con la propia mente, o sea consigo mismo, con su ambiente, etc. etc. Y cómo sería muy largo hablar de todos estos, elegiré  solo uno  o dos de ellos. A veces uno se relaciona con otro sólo escuchando lo que está diciendo. Elijo en este momento, hablar de la relación con la intuición, cuya voz a veces nos cuesta reconocer. Y ¿qué es la intuición? Para mí: es la sutil voz de lo “Alto” escondida en lo profundo de nuestro ser. El silencio interior y el equilibrio entre pasión y des- apasionamiento, potencian nuestra inteligencia intuitiva. En síntesis diré que intuición es el pensamiento correcto, en el momento correcto.

Queremos vivir disfrutando de todos nuestros momentos, y para eso lo esencial es estar presentes en cada uno de  esos momentos. Cuidar que la mente no se nos duerma, y también que no esté saltando de una cosa a otra, sin poder   encontrar dónde parar. Yo disfruto mucho de mis momentos en que cocino. Allí es donde más noto cuando mi mente se “tilda”, se anula totalmente, y ya no sé ni lo que le quería poner, ni lo que estaba buscando. Entonces opto por dejar todo, apagar los fuegos, y en general, salir de la cocina, pues me doy cuenta que la mala postura me cansó totalmente. Se hizo un círculo vicioso, en que se potencian mutuamente, la mala postura con las dificultosas digestiones. Allí me recuesto en el sofá cama de la sala de estar, levanto las piernas estiradas a 45 grados, me quedo lo más relajada que puedo, entre 5 y 8 minutos. Eso me ayuda a reponer energías y a quedar en condiciones de volver a la cocina.