Nuestra mente no para nunca, pareciera que con ella quisiéramos controlar el mundo. Con nuestros sentidos percibimos lo interno y lo externo, pero no necesariamente las cosas resultan como creemos. Puede ser que todo este movimiento de la mente nos traiga felicidad o desdicha. Podemos  observar estas tendencias, y en el momento en que tomamos consciencia de esto, allí volvemos a la consciencia del “observador” y podemos empezar a manejar la incansable actividad de nuestra mente.

Tenemos varias técnicas para ayudarnos a calmar la mente. – 1) – Cuando “enfocamos la atención” en una sola cosa, en lo que sea que estemos haciendo, ya eso nos aporta tranquilidad. – 2) – “Hacer yoga”, o sea las posturas con el cuerpo, cuando las hacemos concentrados en cada músculo que se mueve, es una gran ayuda. – 3) – “La respiración” es otro gran auxiliar. Con los “Pranayamas” movemos el aire por cada zona de nuestros pulmones, y eso va enfocando a nuestra mente. – 4) – La meditación, en una práctica diaria, por las mañanas temprano, nos prepara para que durante todo el día estemos más conscientes, más creativos,  y con más aceptación de lo que nos está tocando vivir.

Existen leyes universales, que están más allá del tiempo, y pueden  ser practicadas por todos sin excepción. 1) – “La verdad” la asociamos con los eventos, con lo que pasó, lo que sentimos que ocurrió. Pero en la visión de los sabios de la antigüedad, es aquello que no cambia con el tiempo, “aquello que siempre es”. – 2) – Desarrollar una “visión más amplia de la vida”, que la mente no se quede trabada en las pequeñas cosas. – 3) –  “No  acumular”, pero visto desde la dimensión espiritual ese “No acumular” no es solamente no guardar objetos o cosas materiales, sino tampoco insultos, ni halagos, o sea “No tomarse las cosas tan a pecho”. 4) – “La no violencia”, es un estado natural de la mente. Si nos asentamos firmemente en él contagiaremos a quienes se nos acerquen. Ese es “El Arte de Vivir”. La meditación y todas las ramas del yoga, apuntan hacia ahí. Todos podemos practicarlo pues trasciende a todas las culturas, y a todas las religiones.

También tenemos varios principios a aplicar con uno mismo. – 1) – “Pureza, limpieza interior y exterior”. Preservarnos internamente, no contaminar la mente de negatividad, mantener su pureza. Esto trae claridad y  foco en la mente, y felicidad en el corazón. – 2) – “Satisfacción”,  sentirse satisfecho. La vida nos ha dado tantas cosas, pero la mente nunca siente satisfacción y busca algo más. La satisfacción es clave para poder relajarnos, meditar, y estar felices. – 3 – «Templanza», atravesar poca incomodidad temporaria nos trae un placer duradero. Podemos practicar cuando nos viene enojo, o frustración. – 4) – “Autoconocimiento”. Es observar qué pasa adentro, nuestros hábitos, cómo funciona nuestra mente. – 5) – “Entregarse a la Divinidad”. Ser conscientes de que no estamos solos. Hay una fuerza que nos acompaña, que nos apoya y cuida a todos por igual.