A mí, personalmente me gustaría aprender a ver la realidad, ver lo que es, pues me doy cuenta que no solo yo, sino también varias personas que conozco, viviendo juntos la misma situación vemos cosas muy diferentes. ¿Entonces, vemos o imaginamos?; ¿Qué es “ver”?, o mejor dicho, ¿cómo ocurre el proceso de la visión?

Busco un libro que habla sobre eso y allí encuentro esto: “En el proceso de ver, nuestras mentes toman los hechos del mundo exterior a través de los ojos y del sistema nervioso. En ese momento, la mente, los ojos y el sistema nervioso están íntimamente ligados para formar un todo. Lo que perturbe un elemento de ese todo, afectará a los otros elementos». A medida que escribo me voy aclarando a mí misma que no me interesa aprender sobre anatomía, sino comprender “el proceso de la visión”. ¿Cómo ocurrirá que los mecanismos anatómicos entran en juego dando a la mente el conocimiento del mundo exterior?

Tantas preguntas que me surgen parecieran que vienen de la profundidad de mi Alma, a través de la mente, (de mis pensamientos), que sería del “ego” actuando de traductor, no el ego que pretende ser el “director de la orquesta”. Encuentro que muchos de ellos, se refieren a cómo «debería ser el mundo” para poder sentirme satisfecha. Por ejemplo: “Mi hermano debería haberme avisado…”, “Este negocio debería abrir más temprano…”, y entonces me aparecen otras preguntas: ¿es que no estoy satisfecha?, ¿y qué es lo que me falta? Es inútil querer modificar el mundo, lo externo, para acomodarlo a lo que mi mente “egoica” dice necesitar.

Todas estas preguntas a mí misma, es a lo que yo llamo “Trabajo Interno”, un  poderoso proceso de auto-indagación, que nos enseña a atender y cuestionar todos nuestros pensamientos, ellos son las causas de nuestros sufrimientos. Así podremos entender qué es lo que nos duele, su causa, y cómo enfrentarla con claridad. Cada uno ha de abrir su mente y cuestionar lo que está creyendo, viendo si “esto me produce gozo o sufrimiento”.

Observo y me pregunto: ¿Es solo la mente la que cuestiona, o trabaja junto con el corazón?, ¿Cuándo creo esto, qué energía me llega? y ¿si no lo creo cuál es la diferencia? Este cuestionamiento nos transforma y nos llenando de agradecimiento y de amor, por todo lo que la vida nos aporta. Este método suelo hacerlo con cuaderno y lápiz, o en grupo, escuchando también a otros. Esto también se conoce como “Una mirada de “no dualismo”, y es más un des-hacer creencias que un agregarse nuevas.

Es un sencillo y poderoso  proceso de auto-indagación, que nos enseña a identificar y cuestionar todos nuestros pensamientos, ellos son los causantes de nuestros sufrimientos. Allí entenderemos qué es lo que nos duele, su causa, y cómo enfrentarla con claridad. Cada uno ha de abrir su mente y cuestionar lo que está creyendo, viendo si “eso le produce gozo o sufrimiento”. Observando: “Cuando creo esto, ¿qué vida viene de allí? y cuando no lo creo, ¿qué energía me llega?

Este cuestionamiento nos transforma y nos llena de agradecimiento y amor, por todo lo que la vida nos aporta. Este método suelo hacerlo con cuaderno y lápiz o en grupo, escuchando también a otros. Esto también se conoce como “Una mirada de no dualismo», y es más un des-hacer creencias que un agregarse nuevas. Así es que en algún momento pude descubrir que cuando creía ciertos pensamientos, sufría, pero que cuando no los creía, no sufría, y que esto es cierto para todo ser humano. La libertad es tan sencilla como eso: depende de qué creo y qué no creo. Me di cuenta de que el sufrimiento es opcional. Encontré un gozo y una aceptación en mi interior que nunca desaparecen, ni por un instante. Ese gozo se encuentra en todos, siempre».