Lo estoy buscando porque cuando camino, y observo todo a mi alrededor, veo que en la naturaleza todo está equilibrado. Porque no hay nadie que pretenda que esa brizna de pasto oscile hacia el otro lado. Ahhh… entonces ese es el gran secreto para un equilibrio perfecto: eliminar toda pretensión, que es algo de nosotros los humanos, algo mental, algo del ego. Los animales supongo que no pretenden nada, viven “aceptando” lo que es…lo que encuentran para comer, sin pretensiones de ningún tipo.

¿Y cómo podemos hacer entonces para vivir sin pretensiones? Yo me pregunto: ¿Vivir sin pretensiones será lo mismo que vivir sin deseos? Porque el deseo nos empuja a ir por lo que soñamos y a sostenernos en quienes queremos ser. (Esto es una definición que encontré de deseos). Yo creo que pretender es algo muy diferente, es otra cosa. Busco en el diccionario y encuentro que dice:- “Cortejar un hombre a una mujer. Afirmar, sostener, solicitar, o procurar la obtención de algo sin los debidos fundamentos”.

Entonces si yo deseo vivir en un equilibrio constante, suelto todas mis pretensiones y me baso en lo que observé en mi  caminata de esta mañana: que el Universo busca siempre el equilibrio en todo y nosotros tenemos que “aceptar” todo lo que nos toque vivir, como hacen los animales, para así poder mantener ese centro, esa presencia necesaria.

Voy pensando a medida que escribo. Y quisiera que mis amigos piensen conmigo a medida que me leen. Para mantener nuestro centro debemos saber cuáles son nuestros dos extremos. Además  necesitaré ver cuáles son ambos extremos de mi pretensión para poder soltarla. ¿Es que pretendo ser tan sabia como el Universo? En realidad creo que en todos nosotros hay una parte de la Inteligencia máxima, o Dios, o Alma, no importa como cada uno lo llame. Y eso no tiene extremos es un Gran Todo, así que no tengo nada que averiguar por allí y nada que soltar tampoco.

“Aceptando”, voy a dejar que el “Universo”, la “Vida”, o el “Alma”, me vayan indicando por dónde sigue mi camino. Creo que el “Alma” siempre me habla a través de las sensaciones corporales. Siento que recién estoy empezando a aprender a escuchar la voz del “Alma” que utiliza la voz de mi cuerpo para comunicarse. ¿Y qué me avisa en esos momentos? Me dice por ejemplo, que ya está haciendo bastante frío y que es tiempo de ir a disfrutar del contacto con mi familia.

También me dice que debería agilizar mis visitas a médicos, acupunturistas, kinesiólogos, osteópatas y dermatólogos. Que es importante que sienta que el cuerpo me responde para todas las ansias de vida que sigo teniendo. Si bien yo sé que la vida nuestra no es más que una breve existencia entre dos grandes inexistencias, quisiera vivir este tiempo que me queda lo mejor posible, brindando a todos mis contactos, mi sonrisa, mi ayuda, y a los que la necesiten darles por lo menos mi palabra de guía y consuelo. Siento que esa es mi misión acá en la Tierra, en estos momentos.