Todos tenemos, durante el trascurso de nuestra vida, “muchos aciertos”, pero también nos equivocamos y nos cuesta reconocerlo, pues por lo menos a mí, me enseñaron que tenemos que hacer todo bien y sin demoras. Dicen que la Naturaleza nos está ayudando, aún con las explosiones solares, y con cambios inesperados de todo tipo, para que con tantos cambios entremos en crisis, puesto que las crisis nos obligan a atender, justamente, eso que no estamos atendiendo.

Estimo que nos estamos desplazando hacia un nuevo mundo, que será tan diferente de éste, como entre todos lo hagamos. La mayor de las crisis que debemos afrontar es justamente, una “crisis de pensamiento”. Necesitamos que un mínimo de un 10% de la gente de todo el mundo reconozca que el  pasado ya no existe, que dejen de esperar que lo que tenían vuelva, pues eso se fue, y que todos estemos dispuestos a aceptar las ideas y soluciones que apoyen a un mundo totalmente nuevo y diferente. Sin eso no podremos dejar de sufrir.

¿Y cómo empezar? Empezando por casa. Yo tenía cuatro hijos que dependían de mí y de su papá, ahora yo dependo en tantas cosas, de ellos, y mi marido falleció. Esto es algo totalmente diferente, no queda otra que aceptarlo. La tierra, el sol, los planetas han cambiado sus velocidades, esto influye en todos los seres vivos, pero los humanos nos negamos al cambio. Entramos en crisis, que puede ser sentimental, de salud, económica, etc. y esperamos que eso pase, para que todo siga igual como era antes, pero nada vuelve a ser lo mismo, pues lo que ha pasado, nos ha marcado a cada uno de los integrantes.

Esperando lo normal ponemos nuestra vida “en espera”, y al entrar en crisis sufrimos. Nos angustiamos en el presente por un pasado que ya no existe, cuando podríamos aguzar nuestra creatividad para generar algo que puede ser totalmente diferente, sin catalogarlo de mejor o peor que lo que era. Metidos en esta gran curva del aprendizaje, ahora sabemos más que en el pasado. Lo que nos cuesta comprender es que si el mundo está cambiando nosotros también, debemos ir cambiando la forma en que pensamos y la forma en que vivimos.

El mundo moderno ha impulsado el globalismo y porque todos lo aceptamos, estamos todos juntos en esto, pero nos sentimos como seres aislados, y sin contacto desde lo profundo, no podemos comprendernos. Somos células de un gran organismo: la “humanidad”. Todos juntos tendremos que crear ideas nuevas para que vayan apareciendo nuevas soluciones, y podamos salir de esta gran crisis de pensamiento que estamos sufriendo.

Toda crisis encierra un gran potencial, y ahora tenemos que resolver la mayor crisis con la que se enfrenta el mundo. ¿Por qué resolverla compitiendo y luchando, cuando lo natural, lo que podemos observar en la naturaleza, es que este es un mundo de colaboración y ayuda mutua, de compartir capacidades? Teniendo todo esto presente, ¿qué podemos hacer al levantarnos cada mañana? En vez de preguntarnos qué puedo sacar del mundo hoy, tomar, agarrar para mí, hemos de preguntarnos: ¿Qué puedo compartir con este nuevo mundo que está emergiendo?; ¿Cómo ayudar, o contribuir, o soltar, dar, ofrecer hoy en la comunidad, en la familia, y para mí mismo?