Tenemos que aprender a cuidarlo, así como cuidamos todo lo importante, pues sin él no podríamos desenvolvernos en este mundo. Necesitamos estar muy atentos todo el tiempo, y no lo tenemos que descuidar porque nos es muy útil, en realidad él nos sirve a nosotros, está siempre muy en relación con nuestra Alma, que en esencia es lo que somos. Hemos de darnos cuenta que sin él no podemos vivir. Al ser concebidos es cuando recibimos ese gran regalo, ¿ya adivinaste lo que es? Sí, querido amigo, ¡el gran regalo recibido es nuestro cuerpo!

Lo que nos pasa es que no lo sabemos cuidar, pareciéramos creer que se cuida sólo. Quizás recién nos preocupa saber cómo cuidarlo cuando nuestro cuerpo empieza a quejarse a los gritos, porque nos aparecen síntomas dolorosos. Mi madre, que ya alguna inquietud al respecto tenía, cuando nació mi hermana y a los dos años vine yo, decidió comprar un libro de un médico de vanguardia, (naturista), para hacer las primeras papillas para nosotras. Esa fue la introducción, aun inconsciente, yo creo que fue una introducción Divina, a mi búsqueda posterior para aprender cómo cuidar mi cuerpo.

Esa inquietud se ve que esperó durante años, pues cuando yo tenía ya catorce años de edad, tuve un severo estreñimiento, que los médicos intentaban curar a través de diferentes laxantes que, porque dejaban  de hacer efecto al poco tiempo, eran cambiados. Mi madre comprendió que debía haber otra solución y me dijo que busque en la biblioteca el libro del que ella aprendió a hacer nuestras papillas, pues recordaba haber leído allí que el estreñimiento se cura con un régimen vegetariano. 

Encontré el libro, leí una gran parte, me interesó mucho y decidí cocinarme mi propia comida. Así es como conseguí curar el estreñimiento. No puedo dejar de dar un gran  ¡GRACIAS! En primer lugar al Universo por haber facilitado que todo se diera así. En segundo lugar al Dr. Skolnik, por escribir el libro; a mi madre por su interés en darnos una comida saludable y a mí misma, por haberme animado a hacer una dieta y mantenerla durante setenta años. Ese libro está aún ahora en mi poder, es casi milagroso todo lo que un libro puede significar en la vida de una persona.

En síntesis, el cuidado de nuestro cuerpo, abarca mucho más que solo atender el cuerpo. Nuestras emociones, pensamientos, creencias, y sentimientos, toda nuestra personalidad, intervienen en nuestra salud, tanto en los síntomas que sufrimos, como  también en la curación de los dolores. Un alto grado de estrés puede suprimir la acción de defensa del sistema inmune y entonces somos atacados, por todo tipo de virus, bacterias, y microbios que nos enferman continuamente. Cuando perdemos la armonía entre el cuerpo y el Alma, nos quedamos sin energía, nos sentimos muy cansados, y sin ánimo para nada. Actualmente me cuesta aceptar la natural declinación física, pero es algo que practico con constancia, esmero y positivismo.