Y al ser un sueño es lo más espontáneo, que sale de mi ser profundo. Ya Freud llamó a los sueños la “Vía Regia”, el camino real hacia el Inconsciente. El sueño nos llega sin nuestra intención, voluntad o deseo. Hagamos lo que hagamos, estando despiertos, siempre está presente algún tipo de control o interferencia deliberada. Según dicen los entendidos, todas las partes de un sueño son fragmentos de nuestra personalidad. A mí, en particular, me gustaría poder reunir las partes fragmentadas y desconocidas de mí, de lo que voy siendo en esta vida.

Tan real me pareció el sueño que al despertar fui a buscar ese párrafo, en algunos de los dos libros que tengo últimamente entre manos. Pero no hubo manera de encontrarlo, y allí es cuando deduje, que eso, lo debía haber soñado. Recordaba que decía, que las mecedoras son un mueble que ayuda a curar, en especial a los bebés, y a los adultos mayores, pues el continuo vaivén, al producir endorfinas, relaja  y tranquiliza, ayudando a vencer insomnios y a curar diversas dolencias. Entonces decidí consultar por medio de Google.

Para mi gran sorpresa, allí estaba todo lo que yo recordaba, y muchos detalles más. Entonces, dado que hace como veinte años estuve trabajando sueños con un maestro de autoconocimiento, he decidido intentar hablar con cada una de las partes de este interesante sueño. Yo sé que en el Zen a uno no se le permite dibujar una sola hoja, hasta que no se haya convertido en esa hoja. Haré lo que pueda ahora a los ochenta y cinco años, convirtiéndome en cada partecita del sueño, pues siento que hay un gran potencial escondido en él.

Reviviré cada parte del sueño como si estuviera ocurriendo en este momento, y eso me ayudará a comprometerme totalmente con lo que haga. Después veré si encuentro alguna forma de contarles, acá en esta entrada, lo que pude  comprender de lo que haga. Ahora cierro esto. Y ahora, ya siendo el día siguiente, les cuento en síntesis que el sueño me hablaba todo el tiempo a mí, yo simplemente transcribo al contarles: -“Escúchanos Diana: te hemos elegido a vos como trasmisora nuestra por el hecho de que te gusta escribir y comunicarte con el mayor número de células de esta humanidad. Nosotros somos la voz del proceso evolutivo humano”.

“Diles que el tema de las mecedoras fue especialmente elegido, pues todos, actualmente corren desesperados para alcanzar a hacer más y más cosas, sin dejarse aunque sea unos minutos para experimentar el vacío de la nada, el relajante vacío del no hacer nada, permitiendo que todo sea así como es, ni mejor ni peor, simplemente dejando que el movimiento del vaivén ocurra. Llegados a este punto vuelvo mis ojos hacia mí, viéndome en esta etapa de mi vida, queriendo llenar cualquier “agujerito”, con alguna actividad (de las que me gusta hacer), y porque me siento un adulto responsable, que también hace lo que no le resulta tan agradable pero, “que hay que hacerlo”, encuentro que es el momento de  que aprendamos a dejarnos mecer…