Siento que esta es la última etapa de esta vida. Seguramente te estarás preguntando: ¿Cuántos años tiene cada etapa? Yo considero que de infancia tenemos 10 años, que la adolescencia abarca hasta los 20 años, la edad adulta, o mayoría de edad, (a la que algunos nunca llegan), puede abarcar entre 20, 30, o 40 años, dependiendo del tipo de vida y de los achaques de cada cual. Creo que ya viví más de 40 años de edad adulta y que cuando a los 60 años me jubilé, pasé a lo que llaman el “Jubileo” y que con casi 86 años, ahora debo estar en la última de tantas etapas…

Yo misma me pregunto: ¿Por qué decidí escribir acá sobre esto? Porque quiero investigar a profundidad cómo la estoy viviendo, y es la mejor manera que encontré. Me considero una persona suficientemente sana como para sentirme feliz, contenta conmigo misma, que sonrío, como saludándome con alegría, cada vez que me miro en el espejo por las mañanas. Sonrío muchas otras veces, por ejemplo, cuando inclinada sobre la mesada, preparando mi comida, recuerdo enderezar mi espalda, puesto que eso me produce felicidad, como si me estuviera felicitando…

A pesar de pasar días enteros sin hablar con otra persona, me divierto fácilmente con mínimos sucesos. Por ejemplo cuando pensando o escribiendo me sale una rima. Hoy a medio día, cuando preparaba mi comida, sin tener todos los útiles necesarios, me dio mucho trabajo preparar unas milanesas de berenjena, entonces le canté a la berenjena que me quedaba: “Ahora, querida berenjena, en vez de ser milanesa, serás mayonesa, sí, sí, haré que seas, una mayonesa…” Justo antes había preparado una mayonesa de calabaza, ¿por qué no hacer una de berenjena?

Física y espiritualmente, me ocupé desde muy joven, de mi misma, para sentirme bien, y me parece que ahora estoy viviendo sus frutos. En realidad, el tipo de vida que tenemos la generamos nosotros con las decisiones que tomamos momento a momento. También influye el entorno en el que vivimos, y hasta es posible que la vida y manera de ser de nuestros padres, familiares, y amistades. ¿Y por qué no, quienes hayamos sido en vidas pasadas? El pensar así a mí me facilita explicarme muchas cosas, que si no, me mantendrían constantemente preocupada.

También disfruto, muy agradecida, de poder vivir en el lugar y la casita donde vivo. Estoy en Bariloche, en la costa del Lago Gutierrez. ¡Hermoso lugar! Con mi marido siempre priorizamos el contacto con la naturaleza, la belleza, la amplitud del espacio, y acá tengo todo eso… y dado que ya he mencionado al gran compañero, padre de mis hijos, (fallecido hace 16 años, después de haber vivido 45 años juntos), siento que el recordar todo esto, ahora me acompaña, y alegra mi vida. El techo de la casa es de madera, las vigas son troncos redondos con nudos elegidos uno por uno, por él, para que combinaran entre sí. Me entretengo mirando sus nudos. ¡Soy feliz!