Si bien el agradecer todo lo que me ocurra, ya se ha tornado algo espontáneo en mí, estoy descubriendo cada vez muchas más ventajas en esta actitud interna adoptada. Justamente acabo de recibir algo muy lindo respecto al “Maravilloso poder de Bendecir”, no solo para lo que es bendecido sino también para uno mismo. Me doy cuenta que “agradecer” y “bendecir” resultan ser dos palabras diferentes que expresan un mismo resultado energético en las vibraciones más sutiles que afectan a personas y ambientes, a lo más interno y profundo como a lo más externo y distante.

En una de mis charlas con mi grupo de yoga, cuando me refería a la intuición, y dije: “eso ya no es algo que piensas, es algo que sientes…”, una de las participantes preguntó: ¿Qué sientes? Me di cuenta que esa era la gran pregunta, algo fundamental para poder comprender que la energía se puede sentir pues nosotros en esencia somos energía, y que el amor, la esperanza, el agradecer, la intimidad, etc. todas son diferentes y a la vez muy parecidas energías sutiles que potencialmente están en todos los seres humanos y que constituyen nuestro Ser esencial o Alma. También me doy cuenta que hace falta: un interés, una preparación anterior para poder sentir, hace falta despertar a la intuición. Hace falta tener “madurez espiritual”.

¿Qué es la madurez espiritual?  1) – Es dejar de tratar de cambiar a los demás y empezar a mirar hacia adentro. – 2) – Es aceptarlos así como son, entendiendo que todos deciden “lo mejor”  desde su propia perspectiva. 3) – Es aprender a «dejar ir», a no buscar la aprobación externa. – 4) –  Es “dar-nos” en tiempos, capacidades y atención, por el placer de dar. = 5) – Es  dejar de demostrar al mundo lo inteligente que se es y parar de compararnos con los otros. – 6) –  Es estar feliz y en paz consigo mismo. – 7) – Es poder distinguir entre «necesidad» y «querer» y poder dejar ir ese querer. Por último y lo más importante!: Se gana la madurez espiritual cuando dejamos de anexar la «felicidad» a las cosas materiales!

¿Y cómo creamos la vida que queremos? Ante todo recordando que si el “Amor” es la fuerza que está cambiando el mundo, desde el Amor somos los responsables de cambiar nuestra propia vida, animándonos a mirar qué necesitamos, qué nos está faltando, qué sentimos física, emocional, mental, y espiritualmente. Sabiendo que: «que no estamos completos», que vinimos a este mundo semi-evolucionados, y que ya traemos el impulso para transformarnos desde adentro. No busquemos afuera lo que sólo podemos encontrar adentro. Tendremos que trabajar duro y por muy largo tiempo, estar muy interesados para darle la primera prioridad, y trabajar hoy como si nos quedara este solo día de vida.

La base del trabajo interior es la “Atención”. Cada noche he de revisar cuán atento estuve a lo que pensé, dije, o hice. Para la “auto-transformación” el sólo pensar no es suficiente, tendré que anexarle el corazón, junto con la inteligencia y el misticismo. Necesitaré unir cabeza y corazón, habiendo nitidez en la mente y ternura en el corazón. En cada momento que vivimos “Conscientes y plenos” está la Eternidad, y sólo a partir de allí conocemos lo que es la verdadera felicidad. El secreto está en “PARAR” y poder aprovechar “esta” gran oportunidad, en que estoy presente, en que ya sé que mi vida tiene una dirección, un sentido, que tengo un camino y que ya degusté la diferencia entre la verdadera felicidad y el placer del momento.

En el largo camino de la “Auto-transformación” hemos de ser nuestro propio maestro. Romper todas las barreras y sentir que ya estamos bendecidos. Es el único paso a dar, el resto irá ocurriendo. Este profundo sentimiento de sentir “estoy bendecido” hace desaparecer todas las inseguridades y quejas, dejamos de creernos “el hacedor”, nos  ayuda a trasponer cualquier obstáculo en la vida, nos da coraje y confianza y nos abre para que la Gracia pueda entrar. El sentimiento de no ser amado se disuelve, el deseo de amor se disipa. Entonces si quieres que tu vida sea diferente, agradece todo lo que te llega.