Acá quiero hablar de cómo veo yo todo este asunto de que nos llaman desde la “Inteligencia Superior” Cada uno de nosotros es un individuo que percibe las situaciones que le toca vivir, a su manera, y ninguno tiene la verdad. Yo creo que todos estos años de trabajo interior me hicieron ver las realidades de mi vida con más “aceptación”, en general no me quejo, y hasta podría decir que mi propio dolor me duele menos que a otros.

Además sigo leyendo, escuchando, estudiando y viendo cosas que me llegan por “sincronías” respecto a nuestros diferentes tipos de muertes y al dolor que ellas producen: – Muertes físicas de personas muy queridas, familiares o amigos, y muertes internas propias, expectativas, ilusiones, maneras de sentir, creencias, etc., pero pasan los años y cada uno se va arreglando a su manera, y de formas tan diferentes que me asombra mucho y me interesa conversar de este tema acá.

También está este asunto del virus, que nos mantiene a todos encerrados y auto-centrados desde hace casi 10 meses.  No ayuda el mantenernos encerrados hasta el punto de estar con barbijo, anteojos y gorros todo el tiempo. Puedo hablar de lo que siento yo, acá en un clima frío con un largo invierno, lluvioso, ventoso, y nevador, además viviendo sola, veo que mi energía decae con la falta de sol, en gran manera, y que el apego al silencio aumenta… ¿Y qué recursos tenemos para revertir todo esto?

Pretender trabajar con los propios  sentimientos es un tema muy, muy amplio. Y para ello tenemos que tener recursos. Necesitamos ocuparnos de elevar nuestra vibración. Estar en una vibración de “AMOR” el mayor tiempo posible, con una atención especial a lo que siento, lo que quiero, y como puedo brindar alegría a mi alrededor al irradiar “AMOR”.

Otros recursos serían: Meditar, orar, contemplar, silenciar la mente pequeña, abrirse a la mente abstracta, entrar en contacto con la naturaleza, (escuchando como vibra su silencio), sentir lo que dice el propio cuerpo, comer conscientemente, hacer deportes, o simplemente mover el cuerpo, caminando corriendo o haciendo gimnasia, todas maneras de salir del encierro de una vida sedentaria..

Lo que c/u sueña depende de cómo sea su “Cuerpo emocional”, de la calidad de las emociones que esté viviendo últimamente. Es nuestro plano astral o “Cuerpo emocional”, que con su vibración de ese momento hará que nuestros sueños sean pesadillas o sueños coloridos, alegres y danzarines. Cuando nos encontramos con una persona muy quejosa, ¡cuidado!, porque tiene su cuerpo emocional enfermo, mira todas las cosas del lado negativo, y lo más probable es que todo lo que le digamos para ayudarla sea rechazado como imposible.

¿Y de qué dependen nuestras vibraciones? Todos tenemos la capacidad de modular nuestras vibraciones. Ellas dependen de cómo vivamos en la vida cotidiana nuestras emociones, y podemos vivirlas estando en el presente, en el pasado o en el futuro. Necesitamos estar muy atentos, y si nos fuimos del presente, volver a él. El comando o perilla que tenemos para esto es “la actitud”.

Lo que pretendemos es conseguir un mundo emocional estable, liberado. Cuando sientes que tu emoción está alterada y estas saltando entre el pasado y el futuro, hazte amigo de esa experiencia, conócela por dentro, al conocerla significa que has vuelto al presente, solo entonces la puedes amar, y allí te tranquilizas, la sueltas, y te liberas.

Tenemos que valorarnos, la actitud, la auto-estima, el estado de ánimo, es todo lo mismo y muy importante, pues según cómo está nuestro cuerpo emocional así percibiremos el mundo, lo que nos pasa, y lo que pasa a nuestro alrededor.

En estos tiempos, todos nos damos cuenta que la conciencia de la humanidad está cambiando. Estamos  re-encontrando que lo “Divino” ya está dentro nuestro, lo dejamos que actúe en nosotros mismos, o sea que lo estamos poniendo en acción en nuestra vida diaria.

¿Qué podemos hacer para mantener nuestro centro, esta presencia y atención extrema? Nuestra vibración esencial es “Amor incondicional”, y esto es algo que deberíamos festejar, necesitamos estar atentos a las intervenciones del ego, que puede jugar en contra o a favor de nuestra felicidad según cuán alineados y centrados estemos.