Nuestro envejecimiento podría ser exitoso o patológico. “Un envejecimiento exitoso” es ese en el que uno es capaz de modificar las creencias inculcadas y las que fue adquiriendo a través de la propia experiencia, y con las que actualmente ya no se está de acuerdo. Se puede gozar de salud o tener enfermedades que no produzcan deterioro, pues están controladas. Ese es mi caso, con la arritmia que anualmente analizan, y nada avanza, y con el temblor esencial con el que no hay nada que hacer.

Emocional y mentalmente es muy importante que nos mantengamos activos, tanto en las tareas dentro de la casa, como en las que hagamos junto a otras personas, o sea socialmente. Lo emocional tiene que ver con adaptarme a lo que no estoy pudiendo cambiar, y con cuáles son mis valores y creencias. Y lo mental, (que está muy ligado a lo emocional), con estar muy atento, a lo que va apareciendo entre mis impresiones y como eso es traducido en pensamientos y luego en palabras…  

¿Qué otras cosas debemos tener en cuenta para envejecer saludablemente? Es importante que así como teníamos objetivos cuando éramos jóvenes, los sigamos teniendo ahora, aún siendo adultos mayores. Y esos objetivos han de ser tanto para cuando tenemos que permanecer dentro de la casa, haciendo tareas domésticas, como para cuando podemos salir afuera, al aire libre, y hacer caminatas o algunos ejercicios, tan necesarios para estar felices. Sobre todo en un invierno tan frío, oscuro y lluvioso como tuvimos acá en Bariloche.

Todos tenemos necesidades básicas que procuramos tener cubiertas para poder sentirnos bien: salud, una alimentación nutritiva, una casa donde vivir decentemente, atención médica y pertenencia. Acá ya estoy entrando en lo que llamaría “necesidades subjetivas”: 1) – autoestima que va junto a un auto concepto de honorabilidad, 2) – aceptación y adaptación a la vida que yo misma me he generando, 3) – resiliencia, o sea tener la capacidad de superar los hechos traumáticos de la vida.

También tenemos necesidades auto-culturales y auto-sociales, y les puse el “auto”, pues las mías seguramente pueden ser muy diferentes de las de otros, y además veo que han ido cambiando en el transcurso de mi vida, y que es muy importante que actualmente yo vaya siendo consciente de cuál de todas estas necesidades me estoy ocupando y de cuáles de ellas, no lo estoy haciendo. Por ejemplo, en mi caso, me propuse revertir un mal hábito físico, y me está resultando, casi imposible.

Llego a desesperar, por no ver cambios, y sé que eso no es bueno para nadie. Pero como soy curiosa y perseverante, pregunto, investigo, y si bien sé que con tantos años de juventud acumulada, (como dice uno de mis hermanos), esto será muy difícil, me mantengo en creer que lograré enderezarme, y sigo sumándole cosas. Ahora comencé con los imanes para que muevan toda mi energía, y ayuden así a sanar hasta al sistema inmunológico, y con ello, la manera de pensar, sentir y hacer todo.