Iba a escribir los “ciudadanos del Bolsón” pero sé que es mucho más grande el radio de los actualmente afectados, he de decir que esto afecta a todos los “argentinos” y me sigo quedando corta, pues lo que está pasando afecta a toda la humanidad y más aún, a todos los seres con vida del planeta, ya sean animales, vegetales o celulares.

Toda nuestra hermosa naturaleza se está quemando. Ya van incendiadas 11000 hectáreas. Esto lo produjimos nosotros, los seres humanos, que fue un escape de fuego, que eso le puede pasar a cualquiera, eso no es disculpa. Me cuesta muchísimo escribir todo esto sin que se me escapen las lágrimas. El daño que los hombres causamos no tiene reparación pues es un daño de miles y millones de años… Los aviones hidrantes no consiguen apagarlo, por ahora  nuestro alto cerro Piltriquitrón, está actuando de pantalla protectora, y el fuego no pasa, pero el viento que corre más alto que nuestro cerro nos trae el humo y este humo hace que todos los habitantes del Bolsón, lloremos sin avergonzarnos de nuestras lágrimas.

Hemos de tener en cuenta que todos somos  energía, que somos conciencia, y que la vida toda es un patrón energético. Así como somos creadores de desastres, también podemos ser creadores de soluciones paulatinas, de lo que llamaríamos “salud”, ¿y cómo lo haríamos? a través de nuestra inteligencia, del despertar del potencial de sanación que todos tenemos.

Lo que uno cree de sí mismo termina creándolo, si me creo: un pobre diablo, un enfermo, una víctima, etc., termino convertido en eso. Fundamental es cambiar la imagen de uno mismo, la visión del mundo y de todo, de negativa a positiva, la personalidad o ego, el acelere continuo, la falta de paz y tranquilidad, todo eso nos juega en contra. La medicina no es una cuestión de medicamentos, pues el dolor es un aviso de que te está doliendo la vida. Es una manera de gritar frente a la vida todo lo que no pudimos gritar o llorar de otra manera.

El smog emocional de nuestras relaciones, la auto-imagen, las creencias nos enferman más aún que el smog de las ciudades. En una familia donde hay agresividad, tensiones, falta de amor, los niños se enferman pues respiran esa atmósfera. Necesitamos aprender a vivir si no queremos enfermarnos. Si sonreímos, si nos miramos a los ojos, si aprendemos a tratarnos con cariño, toda la humanidad irá sanando, eso es más terapéutico que todos los remedios químicos. Todo empieza por  restaurar la propia unidad, y la de la familia, reconociéndonos en todo el potencial que tenemos.

No hemos venido para tener sino para “Ser”,  y ser así con  mayúscula, no significa “ser perfecto”, sino “Ser lo que Somos”,  conscientes de que vinimos a ser felices y a servir con nuestras capacidades, los unos a los otros. Somos analfabetos emocionales, estamos deshumanizados, tenemos una cabeza muy grande y un corazón muy pequeño. Hay que ponerle el corazón a la cabeza. Busquemos el equilibrio. Solo así podremos como humanos tener una cultura amorosa, salvar al mundo y al planeta

Tenemos que aprender a seguir las indicaciones que las Energías Superiores nos ponen al frente. Hay una energía básica de la tierra, del universo, con la que todos hemos de movernos, pero también existen otras energías que en antiguas tradiciones no las encontrábamos como la “codicia”, que generó tantas guerras en todo el mundo.

Pero no hemos de olvidar que jamás algo que no sea natural tendrá permanencia. La vida es el océano de la conciencia pura y puede manifestarse  en infinitas e inimaginables formas y dimensiones. Y nosotros como manifestación de esa conciencia pura, podemos evolucionar o involucionar. Y allí está nuestra responsabilidad, es algo que elegimos voluntariamente, como ser feliz o no serlo.  La energía es el pulso, el flujo del “AMOR”. Conocer todo esto de las energías nos ayuda a ver mejor qué estamos decidiendo hacer momento a momento. Y lo veremos en cómo se den nuestras relaciones.

No podemos liberarnos del sistema, pero sí podemos salirnos de él.  Todos tenemos la obligación histórica de sacudirnos, despertar, y mirar para adentro a ver qué podemos hacer. El primer territorio que puedo liberar: es YO MISMO. Al decir: “Aquí no entra, ni coca cola, ni drogas, ni ningún otro químico”, y desde allí es desde dónde puedo contagiar ideológicamente a mis compañeros, hasta llegar a la masa crítica. Solo así podría cambiar la humanidad. Cuando respiramos conscientemente tenemos que pensar, que sentir, que estamos inhalando luz, y cuando estamos exhalando sentir que es nuestra propia luz influyendo sobre todo ese campo energético que nos conecta, al que también llamamos la “Matriz Divina”

La Ilusión alimenta al miedo; la percepción alimenta la alegría; la alegría alimenta la creatividad; la creatividad es pura evolución. Cuando superamos los miedos a confrontar crecemos; cuando crecemos es porque aprendemos algo y entonces recién somos nosotros mismos. Confrontar para crecer; crecer para ser eso que uno es, ni más ni menos que lo que uno es. Ser para vivir y sentir compartiendo con los demás, aprendiendo mutuamente cada uno de los otros.