El misterio de esta vida está en que no sabemos para qué bajamos a este planeta. Yo estimo que bajamos porque queremos averiguarlo, y aprender  tantas cosas que aún no sabemos. Además queremos descubrir qué compromiso hicimos con nuestros ancestros, qué es lo que ellos pueden estar necesitando de  cada uno. La vida es un verdadero misterio. La mía, la tuya, y la de los otros también. Creemos conocernos, pero no es así; creo que correspondería decir que me conozco a través de que los otros opinan de mí, o me indican cómo yo tendría que ser, significando que no soy lo que debería ser. Conversando con mi gran amiga Ali, yo le contaba la tragedia que estaba viviendo nuestro común amigo Ernesto, a quien no vemos desde hace varios años, pues vive en otra ciudad,  y que me llamó por teléfono para contarme lo mal que estaba su salud.

Me contó que había quedado postrado en su cama, paralítico, con siete personas que estaban atendiéndolo de día y de noche, después de dos operaciones de columna y con un cáncer que ya había hecho metástasis. Una gran compasión me invadió y no pude menos de compararnos, ya que somos casi de la misma edad, y yo me dije: – “Y yo que me quejo de los achaques propios de esta edad, realmente he de saber que soy una “privilegiada”, que todo lo que me ha ido ocurriendo en esta vida, tanto eso que apreciaba como lo que rechazaba, ha sido para bien, para mi aprendizaje, y para la propia opinión de quien yo soy”.

Y ahora, como un ejemplo respecto a cómo nos afectan las opiniones de otros, pongo lo que me dijera Ali: – “Considero que es muy interesante la posición que estás adoptando ante todos los sucesos que te toca vivir, y ante la decadencia física, mental y emocional de toda tu persona, cosa que me alegra, me admira y te felicito”. Como imaginarán esto me afectó positivamente, me gustó y me alegró, coincidí con ella, y me dije mentalmente: – “Esto es consecuencia de toda una vida de trabajo conmigo misma, tanto física, como mental-emocional y también de trabajo en las relaciones con los otros. Pero no siempre las relaciones me resultan placenteras, a veces me enojan, como pasó con el técnico que arregla la caldera, pues supuse, varias veces, que me estaba mintiendo. Ayer por fin vino, me explicó lo que le paso con su teléfono, me dejó arreglada la caldera, y comprendí que las suposiciones son engañosas.

En estos tiempos, nuestra conciencia está cambiando, podemos decir que la conciencia de toda la humanidad está cambiando, debido a los constantes y vertiginosos cambios que estamos viviendo. Espero que podamos alcanzar la masa crítica, para que nuestros paradigmas cambien. Estamos re-encontrando a la Divinidad en nosotros mismos y la estamos poniendo en acción mientras estemos presentes en nuestra vida diaria. Estar “presentes” es justamente estar conscientes de la postura, de lo que siento y lo que pienso en cada momento. Si estoy escribiendo, como es lo que hago en este momento, es tener conciencia de lo ya mencionado, y de cada vez que paro el movimiento de mis dedos para leer como queda la frase completa.