(Basado en lo aprendido en Humano-Puente)

Somos el resultado de algo muy grande, “El Todo”, y a la vez somos parte de “Él”, al cual cada uno llama a su manera: “La Quietud”, “La Gran Inteligencia”, “La Gran Mente”, etc. Somos una parte fractal de “El Todo” y actora de nuestra propia realidad, o sea que somos los creadores de todo lo que nos pasa ya sea que lo estamos buscando o sea algo que rechazamos. Lo que llamamos “Encarnación”, es un paso más dentro de un largo viaje, pues en un “Pacto Prenatal”, nos comprometimos a venir a este plano para vivir la “NO perfección”, (la mayoría pensamos que vinimos a perfeccionarnos. En realidad vinimos a experimentar, a incorporar, a trascender, e informar.

“El Todo”, que es quietud, necesita incorporar la vibración, para manifestarse, y de eso se encarga todo lo que vive, allí estamos los humanos. ¡Nosotros somos vibración! Mientras más fuertes sean las vibraciones más lejos están de volver a la Fuente. Todo lo que existe en el plano físico, tenga o no, vida biológica, tiene siempre vibración. Somos un conjunto de átomos vibrando. Todo vibra en este plano y la vibración nos relaciona con todo, pero más con determinadas personas y cosas, que con otras.

De la “Gran Mente” emana también la distorsión, son innumerables, pero según Humano-Puente, podemos agruparlas en cinco: violencia, abuso, abandono, estafa, y desvalorización. Esto nos facilita la comprensión de qué es una distorsión, y cada una puede formar parte de las otras. Una persona que recibe violencia, puede sentirse sin valor para responder; y abandonada si esa violencia es de sus padres, su pareja, o sus hijos. El abandono es la distorsión más fuerte que hay detrás de casi todos los síntomas.

Al momento previo a venir a encarnar lo podemos comparar con un nacimiento. Por ser el momento en que parto de la Gran Mente, aunque siempre permanecemos unidos a ella, pero allí es donde comienza la ilusión de sentirme separado y la ilusión del tiempo, comienza Maya. Esa parte de la Fuente que soy decidió venir a vivir una determinada vibración, cierta “NO perfección”. Allí es donde nos hacemos cargo, “Pacto de Almas”, de sanar cierto tipo de historia, por ejemplo de infidelidad, para aquietar esa vibración. Eso liga nuestros pasados con nuestros futuros. (Toda infidelidad es la búsqueda incesante de un amor que no fue, tal como se esperaba). Es seguir buscando el amor perdido.

Cuarto plano de la Creación: es el plano de los registros akáshicos, o plano del Alma. Podemos imaginarlo como una gran memoria, una súper biblioteca, donde se encuentran guardados todos los hechos de los seres humanos a través de los tiempos, los datos y necesidades de todos los árboles genealógicos. Acá uno puede escoger, o se le asigna, una familia, un lugar, donde podrá ejercer su distorsión. Es allí donde se hace el “Pacto prenatal” o “Pacto de Almas”. A cambio de permitirnos entrar en ese clan, se nos pide que dejemos la distorsión que venimos a transitar, más aquietada, con más posibilidades, para que los integrantes de ese clan, puedan volver al “Todo”. En mi caso, mi distorsión son mis continuos malestares estomacales, desde la infancia hasta ahora, y problemas de abandono y de hacer sentir a otros que yo los abandoné, que no los atendí. Ahora trato de distintas maneras de revertir esto pero, ¡qué difícil que me es! Parece que necesitaré varias vidas para poder terminar de solucionarlo.