En el universo todo está hecho de energía, que puede manifestarse de forma física o permanecer invisible. Son estas energías y sus frecuencias ondulatorias, las que determinan como ellas van a manifestarse en nosotros. En el nivel más básico, todo lo que existe está hecho de la misma cosa. No sólo tú estás hecho de energía, sino que otras formas de energía están atravesando tu cuerpo en este preciso momento. La energía que no podemos ver está alrededor nuestro en forma de ondas de radio, rayos X, infrarrojo, ondas de pensamiento y de emociones.

Somos como peces nadando en un mar de energía, porque la energía es el material del que están hechas todas las cosas; está en todo lo que es material y en todo lo espiritual, a través de todas las cosas y llena los inter-espacios del universo. Podemos sentir la energía cuando se presenta en forma de emociones. Si energías emocionales negativas quedan atrapadas en nosotros, pueden afectarnos de manera desfavorable; impidiéndonos ser lo que vinimos a ser, eso que es nuestra misión, afectando nuestra forma de pensar, nuestras decisiones, y todo  nuestro futuro.

Como todo lo demás en el universo, nuestros pensamientos están hechos de energía. La energía-pensamiento no tiene límite. No está confinada a un cierto volumen y ubicación como el cuerpo físico. Creemos que los pensamientos no dichos, son privados, y que quedan en nuestras cerebros, esto no es verdad. Cada uno de nosotros es como una estación de radio, emitiendo de manera constante la energía que emana de nosotros y llena la inmensidad del espacio, tocando a todos aquellos alrededor nuestro para bien o para mal. Esto no significa que podamos leer la mente de otras personas, pero esa energía es detectada a nivel subconsciente.

Trata de fijar la mirada atentamente a la nuca de alguien en una multitud e inevitablemente se dará vuelta, y no tardará en mirarte directamente a ti. Muchos de nosotros hemos tenido esta experiencia y si tú no la has tenido, inténtalo. ¡Siempre funciona! Todos estamos conectados, la realidad es que toda la familia humana, energéticamente, es una. Cuando algo trágico ocurre en el mundo, el mundo entero lo percibe subconscientemente y es afectado por ello. Por otro lado, cuando cosas maravillosas ocurren nos dan brillo a todos,  como una unidad.

La conectividad que tenemos todos a menudo se manifiesta como sutiles pensamientos que salen a flote del nivel subconsciente a nuestras mentes conscientes. Esta conexión de energía parece más fuerte entre madre e hijos, ya que las madres, a menudo, pueden presentir cuando uno de sus hijos está en problemas. Nuestra conexión con ellas, como hijos, es tal vez tan fuerte debido a que al nacer de su propio seno, tenemos un cordón umbilical espiritual que nos une a ellas.

Tus pensamientos son inmensamente poderosos. Cada vez que dices lo que piensas o escribes algo, utilizas la energía de tus pensamientos para afectar al mundo que te rodea. Es a través del pensamiento, la creencia y la intención que todas las cosas ocurren. Serios experimentos de laboratorio han demostrado de manera repetida que los pensamientos pueden influenciar directamente la tasa de crecimiento en plantas, hongos, y bacterias, y hasta pueden afectar instrumentos electrónicos.

Los estudios demuestran que si la energía es direccionada con intención, puede impactar en otros, sin importar si está cerca o en un lugar distante. Depende de que la persona pueda centrar su pensamiento y usar imágenes calmas o activadoras, por ejemplo, para crear una mayor sensación de relajación o ansiedad, o para curar a la persona que es su objetivo. Puedes imaginar entonces, cómo tus propios pensamientos te afectan a ti.

Recién, mientras escribía, muy ensimismada, miré al fuego de la estufa que parecía casi apagado, miré la leña, y supe que no me alcanzaría para toda la noche, y me dije, tendré que mandar un mensaje a Andrés, para que me traiga leña, aunque a esta hora él ya no esté en horario de trabajo, y mientras pensaba todo esto apareció él, con un gran brazado de leña. Yo intuí su venida, y eso fue lo que me hizo mirar el fuego y la falta de leña.