Cuando pasamos los 60 años, la mayoría de las mujeres, y casi debería decir también, muchos hombres, en especial en el mundo actual, (no sé como sería anteriormente, cuando yo no estaba); comenzamos a añorar los tiempos pasados. Quizás algunos sienten que están perdiendo su capacidad de trabajo, o su rapidez de reaccionar ante los imprevistos, o su poder de llamar la atención en los grupos, o en la calle, o su belleza física, su memoria, su agudeza mental, y tantas otras cosas que sentimos que nos definen como personas.

Actualmente tanto mujeres como hombres están muy preocupados por su apariencia física. Disimulan el paso de los años, con la manera de vestirse o de pintarse el rostro, o el ir cambiado el color de sus cabellos.  A mí todo esto me causa mucha gracia, no lo termino de comprender… Entonces me sonrío… puesto que también hay hombres y mujeres de cerca de  los ochenta, (yo conozco a varios, entre los que me relaciono): que se sienten orgullosas de tener sus cabellos blancos, de la salud que aún tienen y de las cosas que todavía pueden hacer.   .

Justamente hace muy poco me encontré con un vecino, al que hacía mucho tiempo que no veía. Se acercó a saludarme y comenzamos a cumplir el protocolo de nuestra época: – «¿Cómo estás?»…, – «Muy bien gracias»… Allí él me preguntó: ¿Cuántos años tienes ya?…, y yo dije:- “Tengo 86, recientemente cumplidos”, entonces él con notable orgullo, me dijo: – “Yo te gano tengo 87”…, ¿y sigues manejando?, – “No, ya no me dan el carnet por mi vista, así que vendí el coche”…, – “Ah, yo manejo, no les queda otra que darme el carnet, porque tengo aún buena vista, no uso anteojos”.

Los mayores, competimos con nuestras habilidades conservadas, pero los jóvenes, compiten a través de inventar nuevas modas, y a cuál más extravagante, es mejor. Rajan y deshilachan sus pantalones en las rodillas, y aparecen o totalmente rapados, o con un mechón de cabellos de cada color. Quieren de alguna manera llamar la atención,… Estoy intentando conocer, mejor dicho comprender, a esta nueva humanidad: ¿Vislumbrarán aunque sea los reflejos de que bajamos a este mundo con una misión y el propósito de crecer como personas?

El tener cada mañana, un propósito,que sea acorde con lo que deseamos hacer, ya prepara nuestro ánimo para la situación, buena o mala, que se nos presente ese día. Desde que llegué a la chacra, lo que más deseaba era poder meter mis manos en la tierra, para aportar con mi trabajo, al crecimiento de algunos vegetales de la quinta. Pero, como me cuesta agacharme, y más aún levantarme, no encontraba cómo hacerlo. A entrar al invernáculo, vi los cajones donde crecen los tomatitos para la nueva plantación, (junto a toda clase de yuyos), en un estante alto.

Ese estante alto, que antes no tenía ninguna importancia para mí, ahora se tornó en mi salvación, pues me permitía trabajar estando parada, y al empezar a hacerlo sentí tal felicidad, que comprendí que allí, me estaba rejuveneciendo. No sé cuántos años de vida me gané, no tiene importancia, pero sí sé que si cada día sigo buscando la alegría de vivir, mis hormonas estarán trabajando para mejorar mi sistema inmunológico, con lo que mejorará mi salud en general, mi manera de sentir y de pensar, mi felicidad y, por supuesto, mi rejuvenecimiento.