(Basado en las enseñanzas de Sri Sri Raví Shankar)

Digo que las relaciones son nuestro campo de entrenamiento, porque sin relaciones es muy difícil vivir. Algunos se relacionan con un animalito pues nos es necesario tener a alguien a quien cuidar, y con quien compartir, con quien hablar y a quien poder escuchar. La gran mayoría de los humanos, conocimos a nuestros padres, y a algunos ancestros, que quizás ya no siguen vivos, y tenemos o hemos tenido, grandes amigos, parejas, hijos, nietos y bisnietos, como es mi caso. Mantener la armonía en todo esto, nos resulta un gran desafío.

Por momentos me relaciono conmigo misma, pero no bien necesito o deseo algo que sola no puedo satisfacer, busco la ayuda externa. Hay un objeto, o algo que satisfará mi necesidad. El aire, por ejemplo satisface mi necesidad de respirar. Pero a los deseos hay que expresarlo con palabras que podrían ser mal interpretadas, generando malentendidos e impotencia y hasta destruyendo una relación. En el fondo de nuestros pedidos se esconde el deseo de saber que soy amado, y comprendido, que no estoy sólo, que hay otros como yo. Pero, ¿cómo llenar ese vacío existencial y ese anhelo de completarnos que todos tenemos?  

Nosotros existimos en siete capas, que enumero, (yendo desde lo más material y sólido a lo más etéreo e invisible. Estas siete capas de la existencia son: Cuerpo, Respiración, Mente, Intelecto, Memoria, Ego, y Ser o Alma. Forman parte de lo que nosotros somos, pero son diferentes entre sí. Ya sea que estemos sanos o enfermos, el cuerpo es el cuerpo, y ya sea que estemos preocupados o contentos la mente es la mente. Eso es fácil de comprender para todos.

Pero, ¿qué es el “Ser”? El “Ser” abarca el “Todo” es infinito. Se interesa por cuidar y servir a todos por igual, porque es “Amor” y  es “Conocimiento de la existencia”, sin que intervenga el intelecto. El “Ser” es “Vida” que va más allá del tiempo, es “eso” que eres tú y “eso” que soy yo en esencia. Nosotros somos “CONSCIENCIA” que ha bajado a este mundo para experimentarlo emocionalmente. Actualmente estoy pensando que también vinimos para contribuir con la gran obra de Dios, para crear junto a Él.

A través del cuerpo y de la mente puedo ser consciente, de que somos seres maravillosos, seres sociables, que podemos vivir una vida de humildad y alegría donde compartir con los demás sea el motivo principal de celebración.¿Cómo hemos de cuidar y limpiar estas tan útiles herramientas que nos fueron dadas al venir acá? Hacemos yoga para ablandar el cuerpo, eliminando sus tensiones, y meditamos para suavizar y limpiar la mente.

Pero aún nos cuesta aprender a mantener esas relaciones tan queridas sin discusiones, sin causarnos dolor el uno al otro. Hemos de seguir practicando y el matrimonio, creo, es el mejor campo de entrenamiento. Nos pide un cariño mutuo, mucha paciencia, cuidar al otro, tener intereses en común, compartir los propios, ahuyentar al ego cada vez que intenta meterse  opinando o culpando. Ya mi marido partió por una enfermedad terminal, después de 45 años de estar juntos, aprendiendo ambos cómo acompañarnos, como ser cada vez más comprensivos y amorosos, tanto en las buenas como en las malas, tanto en las alegrías como en el dolor.